MEDUSA... LA SOMBRA DE UNA DIOSA
En
la psiquis de cada mujer existe el arquetipo de la víctima y de la
bruja ambas estrechamente vinculadas. Una gran parte de nosotras pasa
buena parte de su vida quejándose de la pareja de los hijos, del
trabajo, de la familia, del peso, en fin de todo aquello que nos haga
ver ante el mundo como que somos muy abnegadas. Jugamos, lo creamos o no
ser “las buenas” y aquellas mujeres que parecen felices, independientes
y con una vida plena las castigamos colocándoles las etiquetas de
“brujas”. Si bien es cierto que el patriarcado nos ha vendido la leyenda
de “la Eva pecadora”, también es cierto que no hay juicio más duro que
el que nos colocamos unas a otras.
Uno
de los arquetipos que definen muy claramente el papel de la mujer es
el de Medusa, que relata como una joven y bella doncella es ultrajada
por un Dios poderoso que la engaña, luego una diosa que favorecía a los
hombres la convierte en una monstruosa gárgola con cabellera de
serpientes vivas y que convertía en piedra a todo hombre que la mirase a
los ojos.
Es
interesante como la mayoría de las mujeres se han sentido alguna vez
engañadas como la inocente medusa. Tienen la creencia que entregan a un
hombre con la ilusión de la juventud y este hombre solo quiere gozar de
sus delicias sexuales (como Poseidón). En ocasiones la herida es tan
grande que esta doncella mancillada se convierte en una mujer
terrorífica, vengativa, que no consigue alcanzar su felicidad por el
dolor que se queda impregnado en su corazón.
En
consecuencia su mirada se vuelve fría e indiferente y empieza a
castigar a todos aquellos hombres que se cruzan en su camino. Sin
embargo cada mujer en su hermosa cabellera posee el poder transformador
de las serpientes vivas, tomando su simbolismo de cambiar de piel puede
desprenderse con la fuerza de su voluntad de condicionamientos que la
hacen sufrir.
No
olvidemos que el nombre de Medusa realmente significa sabiduría
femenina, porque cada mujer lleva dormido en su interior el poder de los
misterios femeninos. Poseemos la fuerza de los ciclos de la luna con la
energía intuitiva de la noche con sus aspectos de luz y de sombra y con
ello tenemos la sabiduría necesaria para llevar los ciclos de la
naturaleza como vida, muerte y renacimiento. Cada mujer es creativa y
tiene la semilla de la transformación interna. Somos hermosas
mediadoras entre el cielo, la tierra y el mundo terrenal. Somos energía
latente y activamente sutil.
Se
puede construir a voluntad el balance y purificar toda la tierra con
nuestro poder creativo e intuitivo. Cuando somos jóvenes y hermosas
como la misma medusa somos signos de fertilidad y vida. Pero cuando
somos ancianas se consume todo con la alquimia transmutadora de la
mirada, volviéndonos a la fuente, el abismo de la transformación, el
reino sin tiempo.
Es
importante rendirnos a nuestra medusa interior reflejando de esta
manera, una cultura en armonía con la naturaleza, ese poder unificador
que poseemos en esencia. El transformarse con los ciclos de la vida es
un poder muy latente en cada mujer y aunque hoy día aún no se entiende
el símbolo de la serpiente, razón por la cual se siguen percibiendo los
cambios como algo peligroso y doloroso.
Eres
una hermosa diosa al igual que todas las mujeres, jamás decapites a la
medusa que vive en tu interior. Usa la fuerza de tus pasiones y el poder
sanador y transformador de tu mirada con esa creatividad que te
pertenece por derecho. Reconoce tu propia sabiduría y aprende a que tu
belleza interior se refleje en la sabiduría de tus actos.
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