LÍNEAS DE EVOLUCIÓN
Existen muchos tipos o líneas de evolución en la inmensa e incalculable
creación de nuestro padre, algunos de los cuales escapan a la
comprensión de nuestros cinco sentidos comunes; sin embargo, todas ellas
al igual que las conocidas por nosotros, siguen una línea simple
ascendente hacia el sumo creador de todo cuanto existe y vibra en el
gran campo universal de la creación. Cada una de ellas maneja un
determinado nivel energético para el servicio dentro de su misma línea y
en las demás. Esto no quiere decir que unas sean más que las otras, ya
que todos siguen siempre el mismo sentido ascendente hacia la suma
perfección. Las más conocidas por nosotros son: la evolución dévica, la
evolución Angélica y la evolución humana a la cual pertenecemos y de la
cual depende nuestro avance en una relación consciente y amorosa con los
demás.
De la evolución dévica, la humanidad en términos generales sabe poco y
sin embargo, los seres que la componen están presentes en todos
nosotros: en el aire que respiramos, en toda la naturaleza, en la
constitución de nuestros cuerpos: físico y sutiles. En todas nuestras
actividades el reino elemental desempeña un papel vital. Esta línea de
evolución le veremos posteriormente.
Existe a su vez la evolución Angélica, de la cual podemos decir que los
seres que la conforman son la corte espiritual, aportan los dones del
creador a la atmósfera de la tierra dirigiéndolos para bendecir y para
elevar a quien quiera que desee aceptarlos.
Encontramos igualmente nuestra propia evolución, la humana a la que
pertenecemos todos los seres humanos, cruzando por diferentes etapas o
estados de conciencia muy diferentes a nuestros pobres conceptos
actuales, los cuales los basamos en las formas externas, reparando
únicamente en los conceptos de raza, posición económica, cultural y
social; conceptos que nada tienen que ver con dicha línea de evolución
ya que todo ser humano posee dentro de sí mismo esa esencia divina que
lo hace a imagen y semejanza del padre, sin hacer ninguna distinción de
acuerdo su mayor o menor capital, o nivel social, o país de origen. El
avance de esta línea de evolución está dado por nuestro trabajo amoroso y
desinteresado hacia todos nuestros hermanos, hacia la naturaleza y el
mundo en general. De esta manera se logrará obtener la autorrealización,
importando para ello poco el camino elegido (credo religioso), ya que
todos los caminos llevan una misma verdad y llega un momento en el cual
cada hombre debe caminar solo, siguiendo su propio camino espiritual
mediante la búsqueda en su propio interior donde entrará en comunicación
con su propia esencia divina o maestro interno.
Para lograr alcanzar la meta deberá el hombre conocerse a sí mismo
antes de pretender conocer a los demás, lo cual no parece tarea fácil;
pero no es un imposible ya que para lograrlo sólo hace falta la osadía
de querer hacerlo para saber, aprendiendo a callar: querer, es la clave
de la iniciación a la cual todos estamos llamados. Dentro de las
diferentes etapas que recorre el hombre atravesando diversos estados de
conciencia encontramos:
1. Al hombre común,
ser, que todavía no consigue un despertar hacia la vida interna, hacia
la vida espiritual. Es aquel que solamente aceptar como real aquello que
sus sentidos ordinarios o incipientes pueden ver, palpar, oler o sentir
físicamente; sin embargo, habrá de llegar un momento en el cual se
sienta insatisfecho y de alguna manera se revela la contra esa vida
gregaria y monótona y se cuestiona a sí mismo: "¿quién soy yo?", "¿por
qué existo?", "¿de dónde provengo?", "¿hacia dónde voy?". Comenzará
entonces a buscar respuestas a las grandes inquietudes y se convertirá
en postulante.
2. El postulante es ya un aspirante a la verdad. Es
aquel ser que empieza a comprender que más allá de la vida material
existen grandes posibilidades, del mismo modo comprende que recorrió
toda una vida marcando un paso en su existencia y que de igual manera
tiene un destino, un futuro trascendente y eterno. Decide verdaderamente
encontrar la razón de su existencia y saber quién es en verdad.
Cuando esto sucede se hace postulante, se decide a tomar contacto con
diversas escuelas o religiones, a consultar libros buscando con ello
encontrar respuesta a esas inquietudes internas y en ese proceso de
búsqueda llegará a dejar de buscar aquí y allá, de un lugar para otro y
encontrara su propio camino convirtiéndose en un iniciado. (hago especial énfasis en este punto:
Muchos de mis queridos hermanos, a pesar de ya haber encontrado las
herramientas para continuar con su sendero hacia la siguiente etapa,
deciden permanecer estancados buscando por aquí y por allá nuevas formas
o alternativas de progreso, sin darse cuenta que ya lo saben; por
ejemplo, saben mucho sobre el tema de meditación y los beneficios tan
grandes que tiene, sin embargo, diariamente están buscando algo más, sin
comprender que eso que los llama con tanta fuerza se encuentra dentro
de ellos).
3. Como iniciado logra centrarse
dentro de una disciplina espiritual, sin importar cuál sea, ya que todas
las religiones o escuelas nos llevan a la misma verdad, lo cierto es
que el iniciado ha optado por un solo camino y de esta manera conoce las
primeras leyes del ocultismo y de la ciencia cósmica. Conoce los
primeros principios acerca de la verdad y empieza a aplicarlos con
aspiración en forma consciente. Cuando el hombre logra obrar así y su
búsqueda es sincera, uno de los maestros de la jerarquía espiritual se
fija en él y lo tomar como discípulo probacionista.
4. El discípulo probacionista es aquél ser capaz de
vencer todos aquéllos obstáculos que la vida diaria le ofrece y logra
soportar aquellas pruebas superándolas con amor, constancia y
vehemencia, para poder avanzar hacia una etapa superior y que se conoce
como la etapa de Chela.
5. El Chela es el discípulo de un maestro ascendido,
ser, que también pasó por este plano y logro superar totalmente la
evolución en el plano terrenal, un ser que ya prácticamente no es
tangible en el mundo de las formas, es aquel que ha logrado su propia
autorrealización. Cuando el maestro considera que su alumno es digno de
ser su discípulo, comienza a guiarlo en los planos internos por medio de
la práctica de la meditación consciente, el ritmo creciente, la cual se
convierte en un modo de vida. En este momento el ser avanza hacia un
estado mayor conocido como el plano del Arhat.
6. El Arhat es el gran iniciado en los misterios, el
cual logra ponerse en contacto con las primeras leyes de los misterios
mayores. Es aquel que ha obtenido a través de su propio esfuerzo y
trabajo constante, de su propio desapego y entrega, los logros que le
permiten vislumbrar un mundo más universal, logrando conocer en este
momento su pasado y dándose cuenta de su futuro trascendental. Tiene ya
acceso a su registro Akashi y se puede remontar a niveles superiores
alcanzando el plano del adepto o superhombre.
7. El Adepto o superhombre, es el mismo hombre de luz o
Cristo viviente (logra la iniciación cristica), que en esta etapa es
conocedor de su propia esencia, tiene dominio sobre 27 sentidos, que
desarrollados en él, atrae cualidades especiales, las cuales solamente
habrán de ser usadas para prestar un servicio de la humanidad, y no para
la vanagloria del individuo lo que lo haría que cayera en el orgullo
espiritual. En este momento se convierte en un candidato a la ascensión y
de igual manera, habiendo superado esta etapa y saldado el ciento por
ciento de su karma por medio de la obra redentora, el servicio
desinteresado y amoroso, alcanzará la etapa suprema del suprahombre o
maestro ascendido.
8. El maestro ascendido es un gran ser que se ha
fundido con su propia realidad interior y ha logrado unificar su triada
triple superior en un todo, de tal manera que deja de permanecer en el
plano material y se remonta hacia el plano espiritual, elevándose a las
altas regiones de la existencia en los niveles incognoscibles de la
quinta dimensión.
(Amado maestro ascendido – Jesús el Cristo)
Por encima de los maestros ascendidos existen muchos planos de mayor
evolución, algunos de los cuales vislumbraremos cuando hablemos de
planos evolutivos de coexistencia. Ahora bien, todos los seres humanos,
sin importar su filiación religiosa, su origen, su posición social,
económica, estamos llamados a avanzar por la senda de la evolución para
alcanzar tan sublime galardón.
En cuanto a las líneas evolución angelical y dévica, éstas no poseen el
mismo libre albedrío del hombre, son siempre inocentes y perfectas;
para lograr avanzar en sus respectivas líneas requieren conformar una
unión simbiótica con seres de gran luz pertenecientes al evolución
humana. Esto no quiere decir que se fundan conformando un ser híbrido,
ya que el ángel o el Deva siguen siendo lo mismo y el humano o maestro
sigue como tal, sólo que unifican sus cualidades y dones para lograr una
determinada labor o servicio dentro del gran plan de Dios.
De la evolución angélica podemos decir que los ángeles son los
mensajeros de la divinidad, son los guardianes y protectores de los
hombres y nos aportan e irradian los dones del padre creador.
Los
arcángeles son los regentes de las legiones angelicales. Un arcángel es
el resultado de la unión simbiótica entre un ángel y un gran maestro
ascendido, unión que permite al maestro revertirse de la materia densa y
poder manifestarse físicamente en el mundo de las formas, ya que los
ángeles si pueden bajar mundo físico.
Los Querubines son seres que se pueden sumergir profundamente en el
cinturón electrónico que rodea al sol. Allí se saturan de las virtudes
que emanan de Dios para a su vez irradiarla sobre la humanidad y todo el
planeta.
Los Serafines son seres gloriosos quienes generalmente forman la corte o
guardia del honor de los seres de luz que viajan por el cosmos. A su
vez son centros radiantes de amor divino y protección. Casi siempre su
misión consiste es asistir a los mensajeros divinos.
Éstas uniones se dan para que la jerarquía espiritual pueda prestar un
servicio más directo a la humanidad, que se encuentra internada en los
planos físicos de todas las líneas evolución de un planeta que comprende
todas las corrientes de vida que lo habitan, todo ello para lograr un
mayor avance evolutivo hacia el encuentro amoroso con nuestro padre
creador.
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