EL SINDROME DEL VICTIMISMO
Es
mucho más fácil ser “victima” de una situación que asumir el poder y
responsabilizarnos de nuestra propia vida, al ser socialmente aceptado,
se consigue una manera de obtener la atención de los demás, se llega
entonces a una adicción. Creando sufrimiento tanto mental como
físicamente, sin embargo es importante preguntarse ¿por qué no solo el
que juega a victima se siente bien, sino también aquel que escucha a la
victima y desea “ayudarle”?. La respuesta es porque es mucho mejor adentrarse en la situación dolorosa de otro... porque hacen ver las propias mucho más sencillas de manejar comparadas con la del otro.
La
persona que sufre no tiene una sola causa para hacerlo, sino que posee
una gama amplia de factores que lo anclan en una vida adolorida y
triste. Hay que tener claro que es una manera de relacionarse y
que le da el resultado que desea. Sucede a nivel inconsciente para no
asumir el poder de la propia vida. Donde no nos consideramos
capaces de manejar las circunstancias de la vida sin colocarse
“bambalinas del sufrimiento y la miseria” encima para llamar la atención
de otros.
Cada
uno de nosotros tiene el poder de todas las circunstancias de su vida,
sin embargo se juega a la victima porque obviamente se posee una baja
autoestima, no creemos tener lo que necesitamos para salir del problema y
estamos esperando por alguien que nos ayude. De alguna manera
se es inconsciente de los recursos internos que se poseen para gestionar
nuestra vida, no sabemos el poder que tenemos y como utilizarlo. En
otras ocasiones es por temores infundidos y mitos o creencias limitantes
que se forman porque lo aprendimos en nuestra familia.
Sin embargo
el victimismo es algo que puede ser cambiado si se desea el cambio lo
suficiente, llegando a ejercer el empoderamiento de la propia vida. Si
bien es cierto no se puede cambiar nada de lo que nos sucedió cuando
éramos solo niños, pero en el presente se puede cambiar la
manera como percibimos esas circunstancias pasadas y no se trata de
evadir la realidad y autoengañarnos, se trata más bien de que no sirve
de nada arrastrarse en el fango del pasado, si se busca con cuidado
siempre se le puede sacar algo positivo a las circunstancias vividas.
De lo contrario aún nos mantendremos con esas heridas abiertas y muy
probablemente nos quedaremos emocionalmente en la edad que teníamos en
la situación dolorosa.
Cualquiera
que se deshaga de este papel también tendrá un saludable sentimiento de
amor y respeto propio que va a llegar a las personas que estén
alrededor suyo y les dará un alo de éxito, satisfacción personal,
porque sus relaciones serán mucho más amorosas para consigo como para
con los demás. Teniendo relaciones más autenticas en igualdad de
condiciones, sin cargar a otros nuestra bolsa de aflicciones,
abriéndonos a compartir la riqueza del mundo del otro con la nuestra.
Considerándonos merecedores del amor de otros por ser como somos, sin
recurrir a la lastima para sentirnos valorados.
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