viernes, 5 de octubre de 2012

LA ILUMINACION


Un joven discípulo caminando en silencio y ensimismado en sus pensamientos, junto al venerable anciano, llegan a la cueva donde reposarán un día más. De pronto el silencio se rompe con una pregunta que atormenta al joven discípulo:
¿Cuántas vidas hemos de vivir antes de alcanzar la iluminación?
El anciano acabó de beber un caldo, único alimento del día, que para él era suficiente. Ya poco esperaba de esta existencia. Le miró fijamente, contestándole:

« ¿Piensas que tienes más de una vida?
Una sola es la vida y múltiples las experiencias que vivirás hasta alcanzar lo que tú llamas “iluminación”.
La iluminación, el despertar, consiste en saber quién eres en realidad. Cuando lo sepas, ya nada pretenderás alcanzar sino sólo vivir la vida Una, que es la verdadera existencia.

Pero sólo toma mis palabras, como eso “palabras”, pues éstas son el fruto de mis transformadoras “experiencias” o vidas, como tú dices. Lo importante es la experiencia inigualable que cada ser realiza, que tú realizas, el presente que vives aquí y ahora.


Nada es casual. La “desgracia” y la “fortuna” que estás viviendo, son sólo las dos caras de una moneda que tú has lanzado con un propósito: el encuentro contigo mismo. Mas tú, eres mucho más de lo que alcanza tu vista y tu comprensión.

Cada nacimiento, cada muerte, son comparables a la puerta que abres al comenzar el día y cierras después de una larga jornada, a veces ésta aparentemente fatigosa, infructuosa, desalentadora y en otras ocasiones incomparablemente gratificante. Vuelves al Hogar, donde descansas; estás con tus seres queridos; compartes las experiencias vividas con ellos y planificas un nuevo amanecer en el que todos seremos “actores” una vez más, en la gran Obra que llamamos Vida.
El pasado no lo puedes retener, y el futuro… está por llegar. Es este instante lo más valioso. No pierdas el regalo que tienes, y disfrútalo con sabiduría y amor hacia tus semejantes y hacia ti. Ellos, estén donde estén, están en ti. Pero, una vez más, son sólo mis palabras. Vívelo. »

No hay comentarios:

Publicar un comentario