ECOVAMPIRISMO: COMO JODER AL PLANETA, A TUS PROJIMOS Y VIVIR SIN INTELIGENCIA ECOLOGICA
“Fuck the law. When the law is wrong, the right thing to do is break it.”
Dr. Steven Best, professor of Philosophy,
University of Texas at El Paso (USA)
DEDICATORIA
QUERIDO HERMANO: SIRVAN ESTAS LINEAS PARA RECORDAR TU PASO POR ESTE MUNDO.
Crédito: Kevin Carter |
Por Salvatore Scimino
2 de abril de 2012
Algunos extractos del INFORME EXOBIOLOGICO: CUANDO LOS SIMIOS LLORAN, de Henri Cagnengues (en preparación), dice lo siguiente con respecto al Ecovampirismo:
La vida sobre el planeta U-AQ3 va encaminada al desastre por culpa de un organismo insípido al que denominamos ecovampiro. Nuestro experimento de crear el guardián planetario ha fracasado. Reportamos algunos datos sobre esta primitiva bestia.
ECOVAMPIRO.
Se define como una especie que explota los recursos del planeta y no
aporta nada al mantenimiento del mismo y lo destruye con desechos
tóxicos y basura.
Es
una especie erecta, adaptada a la vida sobre materia sólida
(“terrestre”). Sus extremidades son dos superiores (“brazos”)
terminados en “manos” y dos inferiores llamadas “piernas”, terminadas
en “patas o pies”. Normalmente tienen cinco dígitos, pero se pueden
dar casos de polidactilia. Cada dígito de la “mano o pata” acaba en una
porción superior dura y transparente (“uñas o pezuñas”). Para la
locomoción utiliza las extremidades inferiores (“bípeda”).
Posee
dimorfismo sexual. Su tamaño oscila entre 1,30 hasta 2,70 m en raros
casos, con una altura promedio de 1,62 m en las hembras y 1,75 m en los
machos, en su “sistema métrico”. Ha habido un aumento de talla en los
últimos tiempos, crecimiento anormal del “cuello” de la caja dura
superior (“cabeza”) y el “fémur”, el cilindro esqueletónico de la
extremidad inferior. La anormalidad ha sido causada por una excesiva
alimentación adulterada, “carne y leche” atiborrada de “hormonas” de
crecimiento aplicadas a los “animales torturados en sus granjas”.
Es
decir, los ecovampiros jóvenes se han hartado de “chicha envenenada”
(“embutidos, chorizos, jamón”) y por eso se han estirado
desproporcionadamente, de extremidades superiores e inferiores largas
(“brazos y piernas”), tórax corto y la cabeza de reducido tamaño,
generalmente con caras infantiles.
Con
mucha frecuencia, los ecovampiros adultos han llevado a sus vástagos en
la “temprana adolescencia”, especialmente a los machos, a la “clínica
del médico”, un lugar donde habita un ecovampiro “vestido de blanco” y
posee diversos aparatos para examinar el cuerpo de otros ecovampiros.
Allí les han inyectado sustancias para estiramiento, “hormonas”, de esa
manera los vástagos aumentan de altura.
Los
ecovampiros están obsesionados con la altura. Los resultados son una
gran masa de ecovampiros altos descerebrados, afeminados, de cuya boca
frecuentemente suelen salir sonidos como “¡aja, ujum, joder, aaa, um!”
al mismo tiempo que mueven la cabeza de arriba hacia abajo. Estos
ecovampiros degenerados tienen “fuego en sus cojones y ovarios” (órganos
reproductores).
El peso promedio de los ecovampiros es de 70 kg para los machos y 60 kg (su medida de peso) para las hembras.
Los
ecovampiros son de corta vida, en algunos casos sobrepasan un poco más
de un tercio (3,65) de lo que tarda su planeta en dar la vuelta completa
al astro que los alumbra. Es decir 100 años, pero en su planeta hay
otras especies que sobrepasan los 10.000 años de su medición de tiempo.
La
masa de carne (“cerebro, sesos””) donde almacena la información de sus
cuerpos y la que sus órganos extraen del mundo que les rodea está dentro
de la “cabeza” situada en el extremo superior (“cefalización”). La
“capacidad craneal” (la cantidad de líquido vertida en la caja dura) es
algo que les causa mucho orgullo a los ecovampiros, un promedio de 1.400
cc de su sistema de medidas.
Su
cerebro es delicado. Un repentino ruido fuerte, un estallido, un grito,
un rugido, un trueno, le puede dañar su cerebro de por vida. Se vuelve
con facilidad desequilibrado y maniático.
Por
medio de la disección de algunos ecovampiros para examinar sus
“sesos”, hemos encontrado que su programación es primitiva, la mayor
parte de información contiene solo datos robotizados de friccionar sus
aparatos reproductores (“copula”), alimentarse, miedo a quedarse sin
nada, cifras de lo que tienen acumulado, miedo a que nadie los quiera,
terror al dolor y la muerte, robar, matar a su vecino y otros organismos
con los que comparte el planeta y, excepcionalmente, poca empatía, en
los adultos. En los infantiles los patrones son más repetitivos, solo
existen datos de cacería ficticia (“jugar”).
Su
reproducción es vivípara. La hembra del ecovampiro tiene un periodo de
gestación de 9 meses, de su medición. Sus vástagos se desarrollan en
forma de parásitos dentro de una bolsa en las hembras. Nacen desnudos,
indefensos, gritones y sin control de las válvulas de escape delantera
(“urinaria”) y trasera (“fecal”). Generalmente, la hembra alimenta a su
cría con un líquido blanco que sale de dos protuberancias frontales de
la parte superior de su cuerpo (“tetas, pechos, senos”). En otras
ocasiones lo alimenta con cilindros llenos de líquidos y harinas
intoxicados, una pseudoteta (“biberón”).
Hay
ecovampiras que pueden parir entre 14 a 25 vástagos, en cada parto
adquieren tanta experiencia que los tienen sin ningún problema, salen
como cuando se les escapa materia fecal por la válvula trasera.
El
macho monta a la hembra o al revés. Practica monogamia, poligamia o
poliandria. Su apareamiento generalmente es heterosexual, pero existen
miles de ecovampiros de inclinación homosexual.
Para
la procreación, el macho introduce un “trozo de carne” agujereado,
cilíndrico (“pene”) y que chisguetea líquido (“semen”) en el receptáculo
de la hembra (“vagina”). El “pene” es endurecido para ese propósito por
medio de un sistema hidrostático interno primitivo.
Su
desarrollo sexual comienza durante el “periodo de la adolescencia”
(12-17años de su tiempo), cuando enloquece y arde por reproducirse
(“deseos lascivos”), en algunos casos el macho se convierte en
“violador” (introduce a la hembra su “trozo de carne” a la fuerza). En
cuanto las “hormonas sexuales” (sustancias que determinan su estado de
reproducción) circulan en los tubos de su cuerpo (“venas y arterias”, ya
no tiene sosiego, se la pasará cazando presas sexuales (hembra o
machos) toda la vida.
El
macho de esta especie siempre merodea donde hay hembras. Si ellas están
dispuestas aceptan al macho. Durante la cópula ambos sexos imitan en su
conducta a los recién nacidos.
A
los machos les cambia el sonido del aparato vociferador en el periodo
de la adolescencia y sus circuitos cerebrales abundan (solo “piensan”)
en “meter a las hembras su trozo de carne”. Se obsesionan por el tamaño
de su “pene”, tanto que se someten a complicadas operaciones en la
“clínica” del ecovampiro “vestido de blanco” o “médico”, para tener un
sistema hidrostático más eficiente. Algunos ecovampiros se cuelgan
objetos pesados o utilizan aparatos succionadores para aumentar el
tamaño de su “trozo de carne” inyectador.
Por
otra parte, a las hembras les preocupa el tamaño de sus dos
protuberancias en el pecho (“tetas”). Para aumentar sus “tetas” van a un
ecovampiro “vestido de blanco”, llamado “cirujano plástico”,
especializado en meterles bolsillas llenas de liquido artificial
mucilaginoso (“silicona”). Los machos se vuelven locos con una hembra de
“tetas hinchadas”, al extremo que a veces no utilizan la válvula de
escape frontal de las hembras para reproducirse, la confunden con la
ranura de las protuberancia pectorales de su pareja.
Hay
hembras que son forzadas y esclavizadas para que acepten sexualmente a
ecovampiros a cambio de trozos de “dinero”. El maltrato y tortura de las
hembras suele ocurrir con mucha frecuencia, incluso contra la “ley”
(códigos de conducta establecidos por los ecovampiros dominantes). Los
lugares donde están encerradas se llaman “puticlubs”, que por lo general
pertenecen a poderosos ecovampiros de las castas superiores (“capos o
gente rica”).
Muchos
machos desarrollan una enorme barriga en la madurez, imitando de esa
manera a la hembra en estado grávido (“preñada”). Este estado de
pseudopreñez del macho (“barrigón, barriga hinchada”) tiende a disminuir
la tensión entre los miembros de su rebaño. Aunque a veces la
ecovampira que ha gestado a la compañera del “barrigón” (la “suegra”)
siente que el macho pseudopreñado compite con la “barriga” de ella. La
“suegra” se siente amenazada y no tolera ver sentado al macho en su
madriguera. La “suegra” suele vociferar en voz alta y punzante al macho
pseudopreñado: ”¡Holgazán, huevón, parásito, vete fuera de casa, a
trabajar!
Nuestras
disecciones de ecovampiros pseudopreñados demuestran que el “barrigón”
consiste de materia de desechos acumulados (“mierda”) por que no pueden
utilizar su válvula de escape trasera (“estreñimiento”). Ambos sexos
padecen de este mal.
Esta
especie adora sus órganos de reproducción exteriores (“genitales”),
incluso tiene “festivales de fertilidad”, en los cuales sacan a pasear
enormes esculturas en forma del “trozo de carne” del macho.
El
macho pierde el pelo en la cabeza normalmente a los 30-40 años o antes,
una forma de automimetismo sexual (imita su “pene”) para anunciarle a
cualquier hembra que aún puede ejercer sus funciones de reproducción. La
ecovampira vieja se engorda, especialmente en el área donde se queda
grávida (“la tripa”) y se vuelve delicada, con tendencia a presentar
conducta infantil o se vuelve agresiva y violenta.
Si
un ecovampiro viejo ha acaparado muchas cabezas de trofeos y las guarda
en una caverna llamada “banco”, se vuelve atractivo para las jóvenes
ecovampiras.
Es
adicto a líquidos fermentados (“vinos, licores, cerveza”) y a ciertas
sustancias extraídas de “hojas” (la parte fotosintética) o “flor” (la
parte reproductora) de vegetales. Son denominadas “drogas” (“cocaína,
opio, etc.”). Para conseguir las “drogas” han montado redes escondidas
de obtención y distribución. Su consumo es común en los ecovampiros
“aburridos” (circuitos cerebrales colapsados que necesitan información).
La “drogas” son importantes para sujetar los sistemas de ecovampirismo
del planeta.
Algunos
ecovampiros queman restos de plantas secas insertados en tubos
diminutos que luego encienden con fuego portátil (“mechero o cerilla”) y
echan humo por las fosas nasales y la boca. Acaban intoxicados y
podridos de la sangre, los sesos y los pulmones.
El
ecovampiro es una especie necróvora y hematófaga. Mantiene enjaulados
(“granjas”) a millones de formas de vida (“aves, mamíferos, reptiles,
peces”) a los que somete a la tortura antes de devorarlos y chupar su
sangre. En la actualidad a escondidas, especialmente entre los
poderosos ecovampiros que poseen mucho poder adquisitivo, en “ritos
satánicos” se papean a sus propios congéneres, una práctica que ellos
denominan “antropofagia”. La “antropofagia” era más común en el pasado.
Destruyen
grandes extensiones de bosques para plantar “soja” utilizando biocidas,
para, alimentar con el grano de la cosecha a los animales que tienen
almacenados vivos en jaulas en la tierra (“granjas”) y en el agua
(“piscigranjas”). Ejecutan a los animales con crueldad, los convierten
en cadáveres y luego se alimentan con ellos.
Los
trozos de los cadáveres de sus “granjas” son engullidos crudos o los
preparan en aparatos de combustión (“estufa, barbacoa”). Los ecovampiros
sin duda alguna acabaran extinguiéndose por los vicios de su propia
boca.
Algunos
ecovampiros viven acompañados de otras especies, a las que muy a menudo
abandonan, se los comen o asesinan lentamente (“humanamente”) sin
misericordia. Actualmente hay una tendencia a velar por los derechos de
los organismos que la gran mayoría de los ecovampiros consideran
inferiores. Los que están despertando (“ecologistas”) y ven la
importancia de cuidar la Biosfera, prefieren comer seres fotosintéticos
(“vegetarianos, veganos”).
Estos
sugieren que no tiene sentido maltratar “animales de granja” y que
mejor sería que la “gente” (los ecovampiros) se comiese el grano y no
los “animales enjaulados”. En un planeta de recursos finitos, ellos
tienen toda la razón.
Recientemente,
los líderes de los ecovampiros han sacado de su bolsillo una estrategia
para tranquilizar los sesos del rebaño. Utilizan las vociferaciones
“sostenible, ecológico y orgánico” cuando “hablan” o se reúnen en
grandes números (“cumbres”) a discutir quien está comiendo más que los
demás. Es una forma de cómo explotar al planeta (“la naturaleza”), con o
sin biocidas.
El
resultado es que confunden lo que es biosfericamente sostenible con lo
ambientalmente deseable. Si un sistema de producción requiere más
espacio (“destrucción de bosques”) y mucho más labor y más líquido negro
aceitoso (“petróleo”) para producir la cosecha, entonces los costos de
su producción son más altos y por lo tanto no es ecológicamente
sostenible.
Los
rebaños de ecovampiros expulsan mucha materia fecal de su válvula
trasera. Producen mucha basura y chatarra de sus madrigueras y, lo que
es peor, generan demasiadas toxinas mortales para su especie y las demás
con las que convive. Ensucia el agua que bebe, envenena el aire que
respira y el suelo que nutre las plantas de las que se alimenta.
Los
ecovampiros utilizan a los ríos y océanos como vertedero de su materia
fecal y residuos tóxicos. Los “plásticos” tienen al borde del colapso
los ecosistemas marinos donde se origina el oxígeno que necesitan para
respirar.
Se
la pasa diseñando armas mortíferas para matar a sus vecinos. El
ecovampiro es cruel y asesino, exceptuando aquellas ocasiones cuando
tiene el estomago lleno, entonces suele hablar de lo que llama “paz”,
cuando se reúnen en grandes números a intercambiar vociferaciones
llamadas “ideas” en sus “cumbres”.
Después
de “charlar” (verborrea sin sentido para engañar) se aglomeran
alrededor de una gran mueble (“mesa”) para devorar los restos de
cadáveres de animales y plantas para continuar con aquello que les
aqueja. Las propuestas que salen de esas “cumbres” nadie las cumple a no
ser que sus rebaños tengan algo que sacar. Las “cumbres” son utilizadas
para calmar los nervios de los congéneres explotados. Por supuesto, en
ambos casos, tanto los ecovampiros que dirigen como los dirigidos están
ciegos devorándose el árbol que les sujeta.
Los ecovampiros se enfadan y pelean con mucha facilidad. Los
conflictos llamados “guerras” entre rebaños de ecovampiros son
encarnizadas, crueles y sin sentido. Para matarse unos a otros utilizan
una gran variedad de armamentos, desde objetos punzantes y proyectiles
hasta armas de fisión estelar (“bombas atómicas”). Los motivos son
siempre los mismos: el robo y saqueo de los recursos naturales de los
peor armados. A la causa le denominan “economía”.
Las
violentas “guerras” las pelean por el “petróleo”, por metales
(principalmente “oro, plata, platino, cobre”), por piedras multicolores
(“diamantes, esmeraldas, rubíes, etc.”), por la manera de cómo adorar a
sus “dioses” (seres invisibles), por conseguir hembras, por espacio, por
el agua, o por cualquier recurso que necesiten ecovampirizar.
Las
pocas excepciones al patrón de violencia son los ecovampiros Portadores
de Mutaciones Biofílicas (PMB). Deberían escuchar a los PMBs, podrían
salvar la especie de la extinción, solamente si se les prestase más
atención. Pero los líderes tribales de los ecovampiros son egoístas,
necios y sordos. Sus líderes y sus descendientes carecen de Visión
Ecológica, solo piensan en acaparar lo que no se puede comer (“dinero”).
En sus “cumbres” nadie propone que debería estar terminantemente
prohibido acumular “dinero” a costillas y muerte de los demás.
Los
ecovampiros amantes del planeta son mutaciones genéticas biofílicas de
gran importancia. Son la clave para su supervivencia. Solo el tiempo lo
dirá si los ecovampiros logran salir de este atasco evolutivo antes de
que colapse la red que les da la vida.
Han
desarrollado varios sistemas sociales. El más común en la actualidad es
el que llaman “democracia”, un sistema basado en la destrucción de
sistemas bióticos y explotación de sus congéneres y otras especies.
Es
un sistema en el cual se promueve mucho el ecovampirismo (“consumo”) y
por debajo existe mucha “corrupción”. Gran parte de la “corrupción”
consiste en que los líderes de los rebaños y quienes les apoyan
escondidos diseñan estrategias para sustraer de una manera engañosa
(“bancos, financieras, seguros”) y obligatoria (“hacienda”) la materia
acaparada (“su trabajo”) por el rebaño de ecovampiros, es decir quitar mucho y devolver poco.
Las
“democracias” también tienen intereses en el submundo (“mafia”). Se
pueden describir como sistemas sociales donde los ecovampiros tienen un
tubo metido en la “leche” y otro en el “lodo” de los cuales se alimentan
al mismo tiempo.
Esta
bestia bípeda se siente “superior” (que va por allí matando todo lo que
encuentra) a todas las demás formas de vida del planeta. A su modo de
vivir amontonado le llama “civilización”. Sin embargo, su “civilización”
es reciente y destructora. Existen otras “civilizaciones" mucho más
antiguas y avanzadas en este planeta, las cuales además no destruyen los
sistemas bióticos. Los ecovampiros les llaman “termitas, hormigas,
abejas, avispas, meerkats, perritos de las praderas y ratas topo
desnudas”.
Antiguamente
los ecovampiros utilizaban animales esclavizados para el transporte,
aunque aún los emplea para exhibir su poder y locura. En la actualidad,
se vale del “petróleo” como combustible de sus aparatos terrestres
(“vehículos, camiones, trenes o ferrocarriles”), acuáticos (“barcos,
lanchas, buques, submarinos”) y voladores (“aviones, transbordadores”).
Sin “petróleo”, el conjunto de rebaños de ecovampiros entraría en
crisis. Buscan otras alternativas energéticas para seguir
ecovampirizando al planeta y luego lanzarse al espacio a la conquista,
pero no les salen las cuentas.
Sus
aparatos de locomoción terrestre se mueven sobre cursos de materia
negra solidificada (“asfalto u hormigón”). Estos cursos forman redes
(“sistema de carreteras y autopistas”) que han invadido todo el planeta.
Los ecovampiros dan más importancia a esta red de “carreteras” que a
los recursos que les sirven de sustento. No hay duda que a estas bestias
les faltan circuitos de mantenimiento planetario en sus “sesos”:
Para
construir estos aparatos han creado una gigante “industria” que
consiste en enormes madrigueras (“plantas de vehículos”) donde los
montan a partir de recursos extraídos del interior de su planeta,
causando enormes agujeros (“minas”) y contaminación. Estas fábricas
están interconectadas por una red de proveedores del material
(“consorcios y compañías mineras”) y distribuyen sus productos a través
de otra red de pequeñas madrigueras dispersas por todo el globo
(“sucursales de vehículos”). Para aprovisionarse de su mercancía, esta
última red depende de otra red de transporte terrestre (“trenes,
camiones”) y acuático (“cargueros de containers”). Los ecovampiros que
acumulan más recursos son los que más utilizan estos medios de
desplazamiento.
Estos
aparatos son omnipresentes, tanto que a simple vista parecen que son
la única forma de vida en el planeta. Han sustituido a otras de gran
tamaño (”dinosaurios”) que antiguamente habitaron y dominaron el
planeta.
Los
ecovampiros emplean fibras de “petróleo” (“poliéster”), de organismos
fotosintéticos (“algodón, lino, cáñamo”), las fibras protectoras
(“pelo”) y la capa exterior (“pieles o plumas”) de sus primos (“ovejas,
alpacas, vicuña, camello, cabras, gansos”) para elaborar “vestidos” para
llevar puestos encima de sus cuerpos. Estas prendas son utilizadas para
marcar jerarquías ya sea entre ecovampiros jóvenes o adultos, de ambos
sexos.
Los ecovampiros celebran sendas “fiestas de pasarela” donde congéneres famélicos de piernas torcidas de ambos sexos desfilan exhibiendo atuendos (“modas”) estrafalarios, diseñados para marear la cabeza de los espectadores. Normalmente, las ecovampiras deben servir de receptáculo de “carne del macho líder” para progresar en su servidumbre de “esclavas de la moda”, pero ya viejas y arrugadas suelen morir de fantasmagoría cerebral. Los ecovampiros que aspiran a ese mundo suelen ser “atravesados”, es decir que el gusto de su válvula de escape delantera se les ha ido para la válvula de escape trasera.
Los ecovampiros celebran sendas “fiestas de pasarela” donde congéneres famélicos de piernas torcidas de ambos sexos desfilan exhibiendo atuendos (“modas”) estrafalarios, diseñados para marear la cabeza de los espectadores. Normalmente, las ecovampiras deben servir de receptáculo de “carne del macho líder” para progresar en su servidumbre de “esclavas de la moda”, pero ya viejas y arrugadas suelen morir de fantasmagoría cerebral. Los ecovampiros que aspiran a ese mundo suelen ser “atravesados”, es decir que el gusto de su válvula de escape delantera se les ha ido para la válvula de escape trasera.
El
ecovampiro es muy holgazán, trabaja obligado y preferiblemente bajo la
sombra. Tiene la tendencia de robar y joder a sus congéneres y a todas
las demás especies con las que comparte el planeta.
El
tiempo libre lo emplean en viajar sin sentido (“turismo, cruceros”), en
jugar o ver jugar a perseguir una bola en guerras ritualizadas
(“balompié, golf, béisbol”, entre otros), asisten a espectáculos
sangrientos (“corridas de toros, peleas de perros, peleas de gallo,
boxeo”), en mirar fijamente “textos de escritura”, en consumir sin tener
hambre (“restaurantes, bares, cantinas”), en visitar construcciones
donde almacenan artefactos robados de otros rebaños de ecovampiros o los
esqueletos y cadáveres disecados de sus primos (“museos, galerías”),
se van de cacería (“safaris”), se meten al agua (“submarinismo,
piragüismo”), escalan montañas arriesgándose su vida (“alpinismo”), en
adquirir nuevas prendas para colocarse encima del cuerpo y tirar las
viejas a la basura (“irse de compras”) y muchas otras actividades que
los mantiene lejos de la locura y el suicidio.
También
dedican parte de su tiempo libre a torturar las plantas del exterior de
sus madrigueras (“cuidar el jardín, cortar el césped o setos, podar
árboles”), una actividad común en los rebaños de ecovampiros que han
acaparado más recursos. Con la energía transformada que invierten en
“cuidar el césped” bien podrían alimentar a los miles de rebaños de su
propia especie que no tienen nada de comer (“pasan hambre”).
Generalmente,
después de cualquier actividad de ocio las parejas o grupos de
ecovampiros se encierran en una madriguera (“hotel, casa de campo”) que
tiene objetos de “cuatro patas” (“camas”) donde intercambian líquidos de
sus válvulas de escape delanteras y traseras.
Las
guerras ritualizadas (“balompié, béisbol”) son programadas para que los
ecovampiros griten y se relajen y no den mal dentro de los rebaños. Al
campo donde simulan la batalla le denominan “estadio”. Juegan a
perseguir la bola dos equipos de ecovampiros, uno contra otro. Al
vencedor le llueven los premios. Los equipos suelen pertenecer a
ecovampiros poderosos, quienes otorgan sendos “paquetes de billetes”
(energía transformada) a través de casas almacenadoras de esfuerzo
físico (“bancos”). Es curioso que un ecovampiro buen perseguidor de una
bola gane más que uno que les educa en los centros de entrenamiento de
ecovampirismo (“colegio, universidad”).
Cada
cuatro años de su tiempo celebran guerras ritualizadas (“juegos
olímpicos”) donde compiten equipos de ecovampiros de diferentes rebaños.
El premio mayor se lo lleva el más rápido, el más fuerte, el que más
piruetas da en el aire, etc. Algunos contrincantes se esfuerzan tanto en
llegar a la meta que sueltan mucho aire (“pedos”) o materia fecal
(“mierda”) de su válvula de escape trasera. Los espectadores dicen que
“el jugador se ha cagado (expulsado materia fecal) en los pantalones”.
Los pantalones son los tubos que se meten para envolver las extremidades
inferiores).
Los
ecovampiros olímpicos se empujan hasta el límite porque luego les
lloverán los contratos (“mucho dinero”) por las compañías de
ecovampirismo famosas y además ganarán admiración de los demás
ecovampiros, incluyendo hembras.
Los
que no asisten al “estadio”, ven la guerra ritualizada en una caja
electrónica (“televisor”). Se agrupan muchos ecovampiros en su
madriguera y cada enchute de la bola de su equipo guerrero lo celebran
con muchos gritos y bebidas fermentadas (“cerveza”). Si su equipo gana,
salen de casa y se pasean en su útero móvil (“vehículo”) y hacen mucho
ruido.
Los
ecovampiros idolatran todo lo que sale del “televisor”. Este aparato
(“TV o tubo”) se encuentra en prácticamente cada una de las madrigueras
de los ecovampiros. Lo colocan en la parte principal de su guarida,
donde reciben a otros ecovampiros. Es la caja que les controla la
“mente” y moldea sus gustos desde pequeños. Es su maestro electrónico.
Otra
caja de circuitos (“ordenadores”) tiene el mismo efecto en los
ecovampiros. En una gran madriguera (“cine”) utilizan otros artilugios
de circuitos similares (“camaras”) para ver proyecciones de cacería,
reproducción, persecución o depredación ficticias (“películas”).
Adoran los trozos de material vegetal con símbolos (“dinero”). Su religión es ecovampirizar el planeta.
Muchos
rebaños celebran “ritos religiosos” en honor a un personaje que ellos
asesinaron cruelmente y clavaron sobre los restos de un árbol. Un
habitante de los desiertos y otro que alcanzó la inspiración universal
bajo un árbol les inspiran mucha veneración. Fueron buenos ejemplos a
seguir y les han proporcionado buenas enseñanzas pero la mayoría de
ecovampiros prefiere seguir los dictados de los órganos que controlan su
válvula de escape delantera, pues según ellos dicen “la vida es corta y
hay que vivirla en placer”. Indudablemente los ecovampiros no tienen
solución.
Hay
ecovampiros que idolatran a un personaje (“satanás”) y sus legiones
(“demonios, diablos”) que habitan en el fuego eterno (“infierno”) de las
tinieblas. Cuando se reúnen para adorar a estos personajes de la
oscuridad, pronuncian fórmulas extrañas y sacrifican infantes de su
misma especie o de otras y beben y se embadurnan con la sangre de la
víctima.
Tienen
leyendas que dicen que para que cualquier ecovampiro suba a la cumbre
de la jerarquía es necesario que haga un “pacto con el diablo”. La
evidencia recogida hasta el momento indica que las leyendas tienen algo
de cierto. Sin pacto no hay abundancia de “billetes” (su objeto de
intercambio de energía).
Los
“diablos” (seres interdimensionales) son detectables con aparatos que
perciben vibraciones emanadas del subespacio. Son capaces de aparecer a
través de microagujeros negros en la matriz del espacio-tiempo. Los
ecovampiros no los ven porque sus ojos sólo pueden percibir un pequeño
rango del espectro estelar. Según sus propias medidas, los ojos de los
ecovampiros perciben únicamente lo que se encuentra dentro de los 400 a
800 nanómetros.
Por
supuesto, la mayoría de ecovampiros no creen en estos seres, solo
aceptan como real aquello que pueden ver con sus primitivos receptores
de luz (“ojos”) su cara (“la porción frontal de su caja dura”). Una
manera muy reducida de ver al mundo.
La
distribución del ecovampiro es cosmopolita. A “punta de lanza” (objeto
fino y alargado de restos de seres fotosintéticos con un extremo
afilado) y “bala” (proyectil que sale disparado de un armamento
explosivo) ha invadido todo el planeta. Habita en diversas estructuras
que él mismo construye de barro, palos, metales, roca molida, basura,
etc. Las llama “casas, pisos, edificios, chozas, champas, cabañas”, las
cuales pueden ser de forma circular, usualmente cuadrada, rectangular o
en largas hileras verticales o pilas una sobre otra de gran altura que
rascan el cielo.
Prefiere
vivir en aglomeraciones llamadas “ciudades”. En una bestia que
normalmente le tiene miedo a la oscuridad. Con mucha frecuencia, las
ecovampiras muestran agresividad o violencia hacia los seres vivos, le
tienen manía a formas de vida mucho más pequeñas que ellas (“insectos,
arañas, ratones y palomas” y otras especies que serán descritas en un
futuro informe). Los ecovampiros son matones, asesinan cualquier
organismo que les causa pavor, compite con ellos por espacio o se
alimenta un poco de sus cosechas. También asesina a sus congéneres para
robarles la comida de la boca. Ambos sexos sufren del Síndrome
Maniático contra la Biosfera (SMB).
Desgraciadamente,
los ecovampiros con SMBs son los que más se reproducen contaminando la
poza genética de los pocos PMBs. Todos salen perdiendo.
Por
regla general, el ecovampiro es una bestia tacaña y egoísta. De vez en
cuando surgen genotipos mutantes con conducta todo lo contrario, desde
un poco bondadosos hasta extremadamente generosos, sin confundir a los
ecovampiros tramposos que emulan esa conducta para esconder sus
"triquiñuelas", cosa que le llaman “filantropismo” (protección a otros
ecovampiros).
Se
comunica mucho con sus congéneres, con diversos sonidos guturales
(“hablar”) que él llama “lenguas”. Traducidas todas hablan de lo mismo:
comer, beber, copular, tener, cagar, asesinar, robar, cazar, caminar,
viajar, enfermedades, etc. Cuando no le comprenden lo que vocifera se
enfurece.
Padece
de Diarrea Electromagnética Cerebral (DEC), lo que le conduce a una
actividad llamada “escribir”. A menudo la DEC le surge cuando está
“deprimido” (actividad cerebral a piñón fijo y autodestructora), en cuyo
caso produce miles de los llamados “textos de arte, literatura, música,
etc.” Los mejores ecovampiros de su historia eran personajes de
conducta depresiva.
Los
ecovampiros tienen la necesidad exagerada de comunicarse con sus
congéneres (“hablar”). Es muy común ver a dos personas o más enfrascados
en esa actividad llamada “sociabilizar”. Si no encuentran a otro
ecovampiro a quien inundar con su DEC se desesperan, se vuelven
depresivos o violentos. A veces acuden a las madrigueras de otros
ecovampiros especializados (“psicólogos, psiquiatras, taroteros”) en
escuchar la DEC de los ecovampiros de piñón fijo autodestructor .
La
aborregación química es a menudo utilizada con aquellos que sufren de
DEC desequilibrada o los consideran una amenaza al sistema ecovampírico.
Los convierten en paquetes de carne ambulante y los encierran en
enormes madrigueras (“manicomio”).
Han
inventado cajitas (“teléfonos”) para transmitir su DEC a larga
distancia. Las utilizan muy a menudo, en muchos casos las llevan pegadas
a los agujeros cefálicos de audición (“oídos”).
La
DEC transmitida electrónicamente a larga distancia no contiene nada
relevante. La DEC electrónica de los machos y hembras jóvenes suele
llevar mensajes para conseguir pareja. También es una manera de evitar
el aislamiento, el aburrimiento y hasta el suicidio.
Los
ecovampiros que se encargan de educar en las técnicas de cómo vivir a
costillas de los demás producen “publicaciones” diseñadas para que las
entiendan sólo los miembros de su tribu. Frecuentemente, muchas de estas
“publicaciones” son el punto de partida para la explotación y
contaminación de su planeta.
Hay
muchos ecovampiros especializados en la actividad llamada “ciencia”. A
los que viven de esta actividad se les llama “científicos. La gran
mayoría de ellos no son capaces de prever el impacto de sus “inventos”,
por ejemplo los que crearon la “ bomba atómica”, o si lo saben les da
igual, para eso les pagan los ecovampiros de las altas esferas. Los
“científicos” que diseñaron la “bomba atómica” luego se la pasaron dando
“conferencias de paz” sobre lo horrible que era su invento. Se sentían
culpables. ¿Por qué soles no se lo pensaron antes?
Los
“científicos” y los ecovampiros ambiciosos que les apoyan con sus
“grandes fondos de investigación” son en parte culpables de envenenar el
planeta con biocidas que están destruyendo la Biosfera.
La
otra parte de la culpabilidad del deterioro medio ambiental de su
planeta se debe a que los ecovampiros obnubilados por el glamor del
status y novedad consumen en grandes cantidades los productos producidos
por la “ciencia y tecnología”.
Una
vez se ha producido el daño medio ambiental, echan a otros
“científicos” a trabajar para reparar los estragos ecológicos, y éstos a
su vez, debido a su manera alta de vivir, equivalente a mayores
exigencias de recursos naturales, causan más daños en la Matriz que da
la vida. Y para reparar los perjuicios por éstos y la de los rebaños que
les acompañan, hay que contratar a otros “científicos” para deshacer el
daño de los anteriores. Bueno, en fin, es una de nunca acabar.
Cuando
se reúnen para “hablar” de la falta de alimento de los congéneres
ecovampirizados (“carentes de sustancias para vivir o hambre”), por
ejemplo, ¿por qué no dejan de comer (“ayunar”) esos días de “discusión”
para ser más solidarios con los “hambrientos” en vez de devorar y
atiborrarse de comida en sus festines a “costillas de los demás” (de
manera parasítica)?
Los
ecovampiros utilizan sonidos llamados “risas y carcajadas” para que
nadie se salga fuera de los límites de su universo. Es algo sí como
decirle a su congénere “no te salgas del redil (estar fuera del
rebaño)”. También emiten esos sonidos cuando están “nerviosos” (supuesto
ataque impredecible).
El
ecovampiro muestra mucho sus “dientes” a sus congéneres en lo que se
llama “sonrisa”, para apaciguar situaciones tensas y peligrosas.
En
grandes edificios llamados “fábricas” se aplican los inventos de los
“científicos”, quienes viven ocupados en sitios llamados “laboratorios”.
En las fábricas se transforma la energía de la Biosfera en miles de
formas no degradables. La Energía Transformada de la Biosfera (ETBs) se
“vende” a cambio de “papel con garabatos” o presentando una “tarjeta de
plástico con símbolos electrónicos”.
Hay
lugares especializados donde los “consumidores” pueden ir a comprar
grandes cantidades de ETBs, para reducir el estrés de su vida en sus
“ciudades” forradas de “cemento” (material de construcción). La gran
mayoría de ecovampiros consumen los “inventos tóxicos”.
Se
creen poderosos pero una forma de vida de las más diminutas del planeta
(“bacterias, virus”) los puede eliminar. Los ecovampiros padecen de
muchas enfermedades, algunas son genéticas, otras son medio ambientales y
la gran mayoría son causadas por sus alimentos contaminados por sus
inventos tóxicos.
Poseen
sustancias biocidas y antitoxinas para protegerse de los organismos que
les enferman. Cruelmente y con actividades “científicas” torturan con
sus enfermedades a sus primos los “monos” o a familiares lejanos como
los “ratones, ratas, conejos, perros” para inventar nuevas curas. Al
final de cuentas, el objetivo del maltrato es encontrar maneras de
alargar la vida de los ecovampiros para que jodan más a los demás y para
que consuman más.
Crearon
el biocida llamado “DDT” que ha contaminado todos los confines del
planeta, luego inventaron miles más que emplean para sacar adelante sus
cosechas, bajo el concepto que éstas sean “económicamente rentables”
pero poco tienen en cuenta de manera sincera el aspecto “ambiental
sostenible” (de acuerdo a ls leyes del planeta). Y donde los ecovampiros
más producen, más tiran a la basura. Su “masa cefálica, sesos”
(contenido de su caja dura) siempre es empleada a favor de la
“economía”.
Un
rebaño de ecovampiros poderoso utilizó una sustancia llamada “agente
orange” contra sus congéneres en una “guerra de Vietnam”, destruyendo
miles de vidas vegetales y animales, por una “idea religiosa” y el
“petróleo”. Luego un tiempo después los dos rebaños de ecovampiros
contrincantes llegaron a un “acuerdo de paz” y resumieron (i.e.,
convertir una cosa por otra) sus relaciones “económicas”.
Actualmente
los ecovampiros que fueron rociados con el “agente orange” exportan los
frutos de un arbusto llamado “café”, plantados en los campos
envenenados. Muchos rebaños de tierras lejanas consumen la bebida
fabricada a base de ese fruto intoxicado.
El
ecovampiro se caracteriza por ser una especie destructora de la
Biosfera. Son el terror de las demás especies del planeta. Los
ecovampiros son biocidas y bioterroristas. Este organismo carece de
Inteligencia Ecológica.
Se conoce una sola especie de ecovampiro en el planeta Tierra, el llamado Homo sapiens.
Carl Nilsson (Carl Nilsson Linaeus, 1707-1778), el ecovampiro que sentó
las bases de la “Nomenclatura Binomial (Taxonomía)”, estaba bajo los
efectos psicotrópicos de la Cannabis sativa (marihuana) cuando le asignó ese nombre al ecovampiro.
Consecuentemente, el apelativo de “sapiens” a un organismo que arrasa con todo sobre el planeta no le corresponde. Varias alternativas han sido propuestas: Homo economicus, Homo merderus, Homo stultus, Homo gilipollensis, Homo acephalus, Homo carnalia, Homo copulatorius,
etc. Ninguno de ellos ha sido utilizado aún en la literatura científica
de acuerdo a las “Reglas de la Nomenclatura Zoológica”. Proponemos la
siguiente clasificación para el ecovampiro:
Reino: Biocidia
Clase: Subracionalia
Subclase: Chupoptera
Orden: Destructora
Familia: Diarreamentaliae
Género: Macropsichos
Especie: megabiocidus
CONCLUSIÓN: El ecovampiro (Macropsichos megabiocidus) sabe cómo joder al planeta, a sus prójimos y a todas las demás formas de vida que habitan U-AQ3. Carece de Inteligencia Ecológica (utilizando su terminología). Es una especie aberrante no apta para relocalización o introducción a otros planetas.
Son
muchos los atributos de los ecovampiros. Sin duda el más común es que
le gusta mucho masturbarse la mente. Pues bien, continuemos.
Dentro
de 100 años o antes ni tú ni yo ni nadie que haya nacido hoy estará
vivo. Es la verdad. Morir es ley de Vida. No somos eternos y me alegro
que así sea.
Si por
casualidad o por cosas del destino, pues pueda que haya Dioses y
Demiurgos encargados de manejar los hilos, te tocó nacer en un país de
los llamados "desarrollados" (= chupopterizadores), lo más seguro es que
tus padres te atiborraron de yogurcitos y papillas compradas en el
supermercado a los pocos meses de haber nacido. Después has sido inflado
a base de golosinas y alimentos procesados (Fig.1).
Figura 1. Ecovampiro mimado y harto. Fuente: Google imágenes.
Pronto aprendiste ‒
más allá de los 3 ó 4 meses de edad el llanto de un bebé ya no es
indicativo de sus necesidades legítimas y pueden usar el llanto para
manipular ‒ que era fácil dominar al mundo con tus berrinches y gritos
a todo pulmón (Fig. 2) para atraer la atención de tus orgullosos y
permisivos progenitores, idiotizados por el sistema ecovampírico (Fig.
3).
Figura 2. Ecovampiro infantil enfadado: Fuente: Bebés y más.
Figura 3. Ecovampiro adulto, pseudopreñado, redondeado por el exceso de alimentos.
Fuente: Periodista Digital.
Dentro del nuevo
experimento social que se está llevando a cabo en la actualidad, pues
eso es lo que es, un experimento diseñado por los ingenieros sociales
que no dan la cara, todo está permitido para estos niños ecovampiros
mocosos tiránicos, malcriados, presumidos, mimados, consentidos,
manipuladores, prepotentes, hasta dejarles que te saquen los ojos o les
den porrazos a matar a sus abuelos o quien sea. Si tú les llama la
atención, sus padres se enfadan y te gritan: ¡Ay, pobrecito mi peque, no me lo molestes que le vas a dañar su autoestima!, si es la madre; o “Cabrón, no jodas a mi hijo, te voy a matar!, si es el papá. Padres mimados crian hijos mimados (Síndrome de Niño Mimado).
Amor sincero y disciplina es todo lo que necesita un ecovampiro infantil para que crezca disciplinariamente sostenible.
Tus padres preocupados por darte todo lo que ellos no tuvieron, según va su filosofía, te rellenaron de porquerías
hasta reventar (Fig. 4), además de satisfacer cualquier capricho que
pasaba por tu cabeza de reptil. De tal palo tal astilla. El producto: Perfecto ecovampiro.
Figura 4. Ecovampiro infantil sobrealimentado. Fuente: Google imágenes.
Si aterrizaste en una cuna
de las familias pudientes, de esa gente que vive de chupar la sangre de
los pobres, en los llamados países en “vías de desarrollo” (=
chupopterizados), también seguramente te alimentaron con comidita de
bebé procesada, pues en esos países los ricos (= los ladrones) imitan la
manera de consumir de los habitantes de los Estados Unidos, el país que
más ha marcado la pauta de cómo se debe “vivir la gran vida”, para la
desgracia del medio ambiente y de todos los que habitamos en la Tierra
(o debería llamarle Aqua pues hay más agua que tierra y si fuésemos
acuáticos de seguro que la llamaríamos así).
Recuerdo que mi profesor de ecología en la universidad nos dijo un día: “Cuando le pongan una nevera o refrigerador repleto de comida procesada a cada familia de China, la Tierra estará acabada”.
Por ese camino vamos. Los chinos pronto, posiblemente para el año 2015,
superarán a los Estados Unidos como potencia económica, es decir se
convertirá en un megaconsumidor de la Tierra y megagenerador de
contaminantes y basura. Le sigue la India, donde la gente rápidamente
está sustituyendo la bicicleta por el automóvil.
Por otro lado, en
Occidente, especialmente en los Estados Unidos, un país que marca la
pauta, hay una batalla campal, un movimiento de resistencia social, un
despertar ecológico y una lucha por los Derechos de los Animales (Video
1). Este nuevo paradigma de sustituir la dieta carnívora,
biosfericamente insostenible, por la vegetariana o vegana,
biosfericamente sostenible, es absolutamente necesario para que la
Biosfera comience a sanar y para la supervivencia de nuestra especie. En
un planeta de recursos finitos, Veganismo debe ser un deber.
En contraparte a este
movimiento, en China y la India gran parte de la población está
tirándose a una dieta carnívora, una que requiere grandes cantidades
energéticas y, que en la mayoría de las veces, la carne o pescado acaba
en la basura. Mientras que Occidente se lanza hacia afuera, Oriente lo
hace hacia adentro. Estamos perdidos.
Pero volvamos a nuestro
asunto. A los que nacieron en medio les ha tocado currar como esclavos y
vivir a base de préstamos de los amigos y de los bancos, instituciones
especializadas en robar bajo el marco de sus propias leyes legalizadas.
Y los que fueron paridos
en el nivel más inferior, la gran mayoría, están jodidos, destinados a
comer mierda de la basura expulsada por los que están más arriba, eso si
acaso tienen suerte de vivir cerca de un vertedero (Video 2).
Otros su destino es morir
de hambre. Solo en el año 2010 murieron 7,6 millones de niños alrededor
del mundo antes de cumplir los 5 años. ¡Murieron ecovampirizados!
La gran mayoría muere sin
que a los congéneres de arriba que nadan en la abundancia les importe un
bledo, como le sucedió al niño sudanés de la foto (Fig. 6). Cuando
Kevin Carter hizo la foto, el niño se arrastraba hacia un campamento de
alimentos de la ONU. Carter tomó la foto y se largó de la escena. El
fotógrafo, seguramente tenía coche, pudo haber cogido a la pobre
criatura y llevarlo inmediatamente al campamento para que lo auxiliaran.
Supongo que días después cuando la foto conmovió al mundo entero y le
otorgaran el Premio Pulitzer en 1994, a Carter le remordió la
consciencia y no aguantó la culpabilidad. Tres meses más tarde el
fotógrafo se suicidó. Nadie sabe cuál fue el destino del niño. Lo más
seguro es que murió de hambre. ¡Descansa en Paz, hermano! ¡Una parte de
mí se ha ido contigo!
Figura 5. Un niño sudanés chupopterizado hambriento sin esperanzas de vivir. Esta foto conmovió al mundo entero. Fuente: AnsBlog.
Las campañas para aliviar
la miseria y malnutrición de los pobres generalmente no funcionan porque
los países con miles de gente necesitada están gobernados por
chupópteros codiciosos, egoístas y corruptos. Y no están allí es su
trono por casualidad. Son escogidos por su vil conducta y son pagados y
apoyados por fuerzas externas que proceden de los países ricos. ¿Con qué
propósito los ponen al mando? Para permitir a las multinacionales
extraer las riquezas naturales para abastecer los caprichos de los
ecovampiros de los países “desarrollados” y la gran masa de nuevos
consumidores de las potencias económicas emergentes (China, India,
Brasil, entre otras). Chupópteros hay en abundancia en todos los países
del mundo entero.
Y las multinacionales per se
no existen. Lo que sí existe es un grupo de personas codiciosas
(“accionistas o shareholders”) con mucho poder económico, interesadas en
aumentar más su cuenta bancaria escondida en los paraísos fiscales.
Se juntan y conforman un conglomerado potente, ponen un desalmado
gerente al mando y manos a la obra, a joder a quien tenga lo que los
ecovampiros de sus rebaños pidan en las tiendas.
En la protesta de Greenpeace
contra Nestle en Suiza el día 17 de marzo de 2010, mostrada en el Video
3, podemos observar (¡por favor mira bien!) que la mayoría de
accionistas son ecovampiros (de ambos sexos) de edad avanzada, es decir
viejos. Estos ecovampiros en realidad ya tienen una pata zampada en la
tumba y la otra la tienen montada sobre una peladura de banana. Un
empujón y caen en la fosa. Pero aún así piensan que son eternos y se
agarran al dinero a toda costa. ¡Piensan que se llevarán todas sus
pertenencias y su maldito dinero a la tumba! Su maldita codicia está
acabando con la fauna y flora de Indonesia para que tú tengas una
barrita de chocolate Kit Kat
para que se te pudran tus putos dientes o tu coche tenga el biodiesel
para que te vayas de juerga, en búsqueda de sexo, a las montañas o a la
playa a contaminar el medio ambiente con la mierda psíquica de tu
diarrea mental o a envenenar el aire con los pedos de tu útero móvil, tu
vehículo. ¡Sí, tu coche es una máquina de propulsión de pedos
venenosos! Tu coche tiene un culo que suelta pedos como tú, o ¿no te
habías dado cuenta que está diseñado en gran parte como tu cuerpo?
Video 3. La protesta de Greenpeace contra Nestle Oil para salvar a nuestros primos, los orangutanes, y la selva de Indonesia.
Deberías saber que Nestle Oil es una compañía propiedad del Estado de Finlandia. Esta compañía produce biodiesel de los frutos de la palma aceitera (Elaeis guineensis).
Se le considera el mayor consumidor de aceite de palma del mundo,
sobrepasando incluso a Unilever. Es una corporación de ecovampiros.
Una cosa más, sin la existencia de las capas de abajo, la maldita pirámide diabólica
se derrumbaría. Los ecovampiros de arriba se nutren de joder a los
prójimos de abajo. Y no se le ve solución a esta cuestión, la bola de la
destrucción ya va rodando cuesta abajo. Y nadie tiene las agallas de
pararla. Todos están atrapados discutiendo cómo solucionarlo para que lo
solucione el otro.
Si has nadado en la abundancia, desde tu cuna hasta los 18 años de edad ya has ecovampirizado
el equivalente de 195.000 USD (148.000 EUR). Tu paso por la Tierra se
nota (Fig. 6), pero por supuesto que tú de esto ni te enteras, tampoco
te importa, con tal de tener hinchada tu tripa que se jodan los demás.
Figura 6. Madera
amontonada propiedad de una de las mayores fábricas de pulpa de madera
del mundo, Asia Pulp & Paper (AAP), en la provincia de Riau,
Sumatra. Fuente: World Wildlife Fund (2012).
A lo anterior hay que
sumarle los 150.000 USD (114.000 EUR) de los años de tu vida
universitaria, por si acaso has tenido buena memoria para grabar datos y
vomitarlos cuando te lo demandaban los sacerdotes del alma mater.
Dado que los chupópteros
de arriba necesitaban que los de abajo fueran entrenados en las Artes
Ecovampíricas, se idearon eso de la escuela. Ha sido muy atractivo, si
tienes genes de borrego, sales del alma mater orgulloso exhibiendo un
cartón escrito con letras vistosas donde dice que ya eres un ladrón.
Bueno, no exactamente eso pero sí sales con una buena preparación de Perfecto Ecovampiro,
pues para “vivir bien” debes hacer agujeros en la Matriz de la
Biosfera que sujeta toda la vida. Los agujeros están lejos, no los ves,
pero están allí. Eso de sostenible es un cuento mal parido, algo para tranquilizar la masa de millones de consumidores insostenibles.
O ¿no es un ladrón un
catedrático que da 2-6 horas de clases a la semana, clases aburridas, en
esos centros de entrenamiento ecovampírico por 2.500 - 3.000 USD y
producir un mínimo de 4 “trabajos científicos publicados” (= desenterrar
huesos de un cementerio, revolverlos y trasladarlos a otro cementerio)
al año, en el caso de que se lo exijan?
¿No es ladrón un médico
que engaña a un paciente para someterle a una operación quirúrgica
innecesaria sólo para experimentar o ganar un buen fajo de billetes?
¿No es ladrón un banquero
graduado con sobresalientes en economía y que practica en su trabajo la
usura para beneficio propio? Aunque hay muchos banqueros que si haber
estudiado, el diablo les ha dado el don de los números y la habilidad de
hacer dinero a costillas de los demás.
¿No es ladrón un ingeniero
de monte que se pasa la vida en bares haciendo ver que trabaja y se
dedica a tumbar montes para hacer papel para periódicos y revista que
promueven ecovampirismo?
¿No es ladrón un abogado
que cobra tremendos sueldos por defender a los ladrones que deberían
estar presos o ser fusilados en la sociedad de los ecovampiros?
¿No es ladrón un dentista que cobra un ojo de la cara por un empaste cuyo material cuesta solo unos pocos euros?
¿No es ladrón un psicólogo
o psiquiatra que sólo por escuchar tus quejas y chillidos te cobra
medio sueldo de tu paga mensual para decirte que has tenido una niñez
desequilibrada? ¿Quién no la ha tenido con un cerebro tan especializado
para chorradas, tanto que un pedo estruendoso que te asuste de niño te
puede dejar “marcado psicológicamente” de por vida?
¿No es ladrón el
propietario de la compañía que te vende medicamentos y fármacos que te
enferman en vez de curarte, en la mayoría de los casos?
¿No es ladrón quien te
prepara alimentos procesados en su fábrica para que te deterioren tu
tripa y así tú consumas más fármacos y medicamentos? Los mismos
ecovampiros ricos montan múltiples compañías (alimentos, fármacos,
industria, bancos, etc.) para joder a la masa. El monopolio es una
obsesión con los ecovampiros de arriba.
¿No es un ladrón el mal
predicador que no te lleva a la otra orilla del río para mostrarte el
Camino, sino que te mantiene en su barca a medio torrente y vive de tu
sudor, muchas veces sin poder calmar la soledad del infierno imaginario
que llevas clavado dentro tu cabeza?
¿No es un ladrón el
militar que con la excusa de defender la patria vive una vida de
vagancia y abundancia una vez graduado o ha pasado de las filas de raso?
¿No es un ladrón el que te vende el seguro cuando no hay nada seguro en la vida excepto la muerte?
¿No es un ladrón el
especulador inmobiliario aliado con el banco quien roba lo que es de
todos y te lo vende de manera que tus nietos acaben de pagar la hipoteca
de tu casa?
¿No es un ladrón quien
saquea y destruye los bosques sólo para que tú tengas papel para
limpiarte el culo (si es que te lo limpias) (Fig. 7), para que las
ecovampiras tengan revistas de moda para soñar con ser más bonitas, los
ecovampiros adolescentes tengan revistas pornográficas para que se
masturben fantaseando en chicas de pechos inflados de silicona, tus
hijos lean libros de cuentos infantiles, tu mujer llegue a casa con
bolsas de papel (Pak 2000) de las tiendas de ropa de moda o para que tú
tengas donde poner tus nalgas gordas en un silla de madera tropical
lujosa o suelo de madera tropical donde poner tus pezuñas y que se
mueran de envidia tus amigos?
Figura 7. El destino de los tigres de Sumatra está es tus manos cuando tiras de la cadena del váter en tu baño. Fuente: World Wildlife Fund (2012).
Figura 8. El ecovampirismo del Macropsichos megabiocidus (sin. Homo sapiens), una mina de diamantes en Rusia. Fuente: Connexions.
No tengo nada. Tengo el Voto de Pobreza. Comprendo perfectamente que en el mundo de los pobres existe una Gran Reserva Espiritual para la Tierra. Y aprendo de ellos.
Figura 11. Monocultivo de algodón de los ecovampiros. Fuente: Photo Gallery.
Figura 12. La crueldad de los ecovampiros contra sus primos los cerdos. Fuente: Animal Rights.
Figura 13. Masacre de gorilas (Gorilla beringei beringei) causada por los ecovampiros, sus primos. Fuente: WebEcoist.
¿No es un ladrón quien
mina, cava, dinamita y construye cráteres y túneles en el suelo (Fig. 8)
y contamina el agua sólo para que tú tengas un ordenador o iPhone donde
escribir y decir chorradas a tus amigos, o andar de paseo innecesario
por allí con tu coche tira pedos venenosos, o abrir una lata de los
últimos atunes azules que quedan en el océano, o para que tengas un
televisor que te hace más borrego e idiota de lo que ya eres, o para que
le regales un anillo de diamantes de compromiso a quien se convertirá
algún día en tu receptáculo de semen?
La ciencia de
Ecovampirología es nueva. Estamos empezando a explorarla y definirla. Ya
se han escrito buenos libros sobre los grandes defectos del ecovampiro.
La obra “Sueños y Discursos de verdades descubridoras de abusos, vicios y engaños en todos los oficios y estados del mundo”
del español Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibánez Cevallos,
mejor conocido como Francisco de Quevedo, quien nació en Madrid el 14 de
septiembre de 1580 y falleció en Villanueva de los Infantes, el 8 de
septiembre de 1645, es una de las mejores en pintar las costumbres y
oficios de la gente de su época y aplicable aún hoy día para muchos
oficios y carreras del ecovampiro del siglo XXI.
También existe un libro que describe al ecovampiro tal cual, sin tapujos. Se titula “HOMO GILIPOLLENSIS”, del autor Manuel Burgos Aparicio (2010).
Ahora viene la guinda
sobre el pastel. No hay mejor manera de que tú mismo examines los
hábitos derrochadores de los ecovampiros en una serie de videos (4-8).
Por favor toma tu tiempo para verlos, no corras. Son importantes.
Debemos tomar consciencia y ser reflexivos, desarrollar nuestras
cualidades biofílicas y nunca olvidar de nuestro hermano necesitado, sea
de la especie que sea.
Video 4. Un banquete de
comida desperdiciada extraída del contenedor de basura en Manchester,
Reino Unido. A esto se le llama “buceo fregánico” (Freeganism).
Video 5. Juguetes y ropa de niño ecovampiro para el vertedero (USA).
Video 6. Un piano acaba en la basura en New York (USA).
Video 7. Muebles para la basura en Essen (Alemania).
Video 8. El derroche de los alimentos en el mundo de los ecovampiros.
Te preguntarás y ¿qué pasa
con quien esto escribe? Bueno, yo como para vivir y no al revés, solo
me alimento de hierbajos y judías (Fig. 9) dos veces al día los 365
días del año y esto es aún demasiado, no soy necróvoro (alimentarse de
cadáveres = animales asesinados en el matadero), no tengo coche pues me
parece que son máquinas diabólicas (lo mismo decía quien inventó el
carburador Venturi), trato de vivir con lo más mínimo posible, me parece
que el lujo es un pecado, he donado todos mis bienes a los pobres, si
veo a un pobre le entrego todo lo que llevo en el bolsillo, con unos
amigos hemos plantado más de 10.000 árboles en el Trópico y en otoño e
invierno suplementamos la alimentación de las aves silvestres urbanas
donde vivimos, etc. Y además no he engendrado ecovampiros.
Figura 9. Plato de Scimino, comer para vivir y no vivir para comer. |
No tengo nada. Tengo el Voto de Pobreza. Comprendo perfectamente que en el mundo de los pobres existe una Gran Reserva Espiritual para la Tierra. Y aprendo de ellos.
Pero esto no es nada
comparado con todo lo que ya he devorado, un trozo del planeta durante
el transcurso de mi vida y me esfuerzo por reducir el impacto de mi
presencia en la Biosfera, un camino que seguiré hasta que muera. Pero si
hubiese tenido elección, hubiera escogido no aparecer por aquí en este
Valle de Lágrimas.
Indirectamente he jodido a
muchas comunidades bióticas cuando acepté el regalo de esta máquina
electrónica que utilizo en la www para que tú te masturbes tus sesos
cuando leas este escrito, si es que has llegado hasta aquí.
Pero necesito hacer más,
voy por ese camino. Somos producto de la historia y estoy aprendiendo a
preguntarme quién soy de verdad. Y te invito a que te unas a nuestra
marcha.
Confieso, yo también soy
un ecovampiro. Si me juzgasen todos los demás seres del planeta que no
pertenecen a mi especie y dictaminasen el veredicto de: ¡Culpable! Me lo
merecería. La horca o guillotina sería muy poco castigo.
Pero cuando menos me lo
espere la Parca Atropos cortará el hilo de mi vida y me convertiré en
pasto de los gusanos, las bacterias y las lombrices de tierra, puesto
que quiero que me pongan en el mismo suelo. Al menos entonces mi cuerpo
servirá de algo. Lamento que también ese mismo día perecerán los
millones de bacterias del cosmos microbiano
de mi cuerpo, microorganismos que han colaborado en mantenerme
saludable. Cada uno de nosotros es un conjunto de seres vivos. Por cada
una de las células de mi cuerpo hay 10 bacterias, la mayoría dentro de
mi tubo digestivo (70%). Y me alegra la idea de volver a la Máquina
Recicladora de la Eternidad.
Te recomiendo que en vez
de ver porquerías que entorpecen tu mente, mejor veas una de las
películas más bellas que te preparará para esa transición: “Bab´Aziz, el príncipe que contemplaba su alma”.
Tal vez algún día, ojalá
no sea tarde, el ecovampiro aprenda a ser humilde y a vivir
armoniosamente con la Naturaleza. La hoja cae al suelo, se pudre, nutre a
las bacterias, a los hongos y a una infinidad de criaturas
microscópicas y finalmente al mismo árbol de donde se desprendió. El
plástico fabricado por el ecovampiro permanece, aguanta los embites del
tiempo. A este sistema estúpido tiene que llegarle por fuerza su fin. Si
es que esta especie quiere sobrevivir.
Nunca debemos olvidar
que hagamos lo que hagamos, si lo que hacemos no redunda en beneficio de
la Naturaleza, entonces no hacemos nada que merezca la pena.
La verdad que os digo que: UNA HUMILDE HIERBA HACE MÁS POR SU PLANETA que todos los ecovampiros juntos, incluido quien esto escribe (Fig. 10).
Figura 10. Una hierba llamada Diente de León (Taraxacum officinale)
agarrada a la vida en una acera del mundo de cemento de los ecovampiros
y que la mayoría de estas bestias consideran “mala”. Foto cortesía de
Milagros S. Trullén.
La humilde planta de la Fig. 10 que hace más por su planeta que nosotros los ecovampiros, es constructora de ecosistemas, es decir es un organismo ecosistemogénico. La consideramos “mala” porque somos brutos, ciegos, imbéciles y torpes, y muy cortos de Visión Ecológica. Los “malos” somos nosotros los ecovampiros porque somos los destructores de ecosistemas. Somos ecosistemoclásticos, practicamos la ecosistemoclasia.
Los ecovampiros
especializados en la tortura de los hijos de la Santa Madre Tierra
(“biólogos, ecólogos, zoólogos, etc.”), consideran que cualquier
organismo que construye o modifique un sistema ecológico debe llamarse ingeniero de ecosistemas. De acuerdo a esto, los ecovampiros serían clasificados como tal, cosa que está muy lejos de la verdad. La palabra ingeniero procede del latín ingenium formada de in (= en) y genium, gene (= hacer gente, engendrar). En el bajo latín aparecen los vocablos ingeniarius e ingeniator para referirse al soldado especializado en conocer y manejar una máquina de guerra, es decir un ingeniero era un maquinista.
Por lo tanto, los
ecovampiros no engendran ecosistemas, no son “ingenieros de
ecosistemas”. Son todo lo contrario, los destruyen. Sus grandes cultivos
de plantas, que someten a la tortura de pesticidas, a los abonos
químicos destructores de bacterias del suelo beneficiosas, a la
biotecnología y demás técnicas que se inventan para exprimirles mayor
cantidad de grano o azúcar, la cual le enferma, son monocultivos
artificiales.
No son ecosistemas. Son unifructocultivos, unifitocultivos o monocultivos, de
una sola clase de plantas (arroz, trigo, maíz, etc.) (Fig. 11). De
ellos han expulsado todas aquellas especies que consideran indeseables,
animales o plantas y pequeñas o grandes. Bien se ha dicho que el arado
ha sido uno de los peores inventos contra la Naturaleza. Es una
herramienta que ha favorecido el aumento de la población de ecovampiros.
Figura 11. Monocultivo de algodón de los ecovampiros. Fuente: Photo Gallery.
Por otra parte, las crianzas intensivas de animales de los ecovampiros son explotaciones unipecuarias. Son campos de concentración de crueldad y tortura. Consecuentemente, son centros zooponerogénicos (griego, zoo = animal, poneros = mal, latín gene = engendrar), es decir lugares donde se engendra o impera la maldad contra los animales (Fig. 12).
Si
finalmente algún día aprende a convivir armoniosamente con todos los
seres que le acompañan en el Viaje en el planeta (yo lo dudo) y cuida la
Biosfera, entonces y sólo entonces dejará de ser un ecovampiro y se
convertirá en un ECOSIERVO, un auténtico guardián de la Tierra.
¿Por qué yo
lo dudo, que logre vivir en armonía con la Naturaleza? Primero porque el
ecovampiro es muy egoísta; se aferra a sus viejos hábitos; es holgazán;
ama la corrupción (con pocas excepciones); le gusta el dinero fácil; es
adicto a acumular capital; carece de previsión ecológica o si tiene
indicios del impacto negativo de sus inventos, se anteponen sus
ambiciones económicas; antepone a su especie ante todas las demás;
prefiere la oscuridad a la luz, a no ser que vea que va a sacar algo
(psicológico o material); etc.
En segundo
lugar, lo dudo porque los ecovampiros han tardado más de 2.000 años en
pasar leyes protectoras de animales y no en todas las naciones. Estas
leyes no abarcan a los animales que los ecovampiros devoran y los
mantienen bajo regímenes de crueldad y tortura. Los mismos 20 siglos
tuvieron que pasar para que decretaran leyes para proteger las plantas y
lo ha hecho sopesando los beneficios económicos (bancos de
biodiversidad genética, fuente de medicinas y madera) de los bosques.
También porque siguen asesinando a sus primos (chimpancés, bonobos,
gorilas, orangutanes, papiones, etc.) (Fig. 13). Otra razón es porque
continúan cazando y matando ballenas (14), delfines, atunes y han puesto
un sin fin de animales y plantas al borde de la extinción, aparte de
las especies que los ecovampiros ya han borrado del mapa (Video 9).
Figura 14. Ecovampiro infantil montado sobre una ballena piloto asesinada (Globicephala melas) en las Islas Faroe, Dinamarca. Fuente: Dave Currey.
Video 9. La extinción de especies de animales por los ecovampiros.
Otra es porque permiten que unos pocos ecovampiros acumulen gigantescas cantidades de dinero
cuando debería ser un crimen de lesa humanidad. Hace poco las naciones
poderosas de Occidente hicieron añicos al pueblo de Irak. El pueblo libio ha sido violado en sus derechos de soberanía. Y ya estamos al borde de una Tercera Guerra Mundial. Son innumerables las razones.
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Por supuesto, siempre hay un hilo de esperanza. Existe una pizca de Luz Divina aún en el más malvado ecovampiro.
Necesitamos una auténtica Batiecología (griego, bathus
= profundo). Debemos empezar con una profunda reflexión. Hacer una
ecología dentro de nuestros corazones, barrer y sacar toda la basura.
Después viene nuestro hogar, luego nuestro vecindario. Seguidamente la
ciudad, para luego abarcar toda la nación y a continuación toda la Tierra.
¡Vamos, tronco, despierta! Escucha el clamor de las olas del mar, el eco del río, el trino del pájaro matutino, la melodía de la brisa… la Gran Madre es paciente y sonríe. Comienza por redefinir tu relación con la Naturaleza. ¡Y haz algo por Ella!!!
!Que la Paz sea con vosotros hermanos y hermanas! ¡Alabado sea el nombre del Señor!!!
Agradecimientos
Le estamos
infinitamente agradecidos a nuestro compañero de viaje por la Vida, el
Prof. Henri Cagnengues, por habernos permitido publicar en e-rastrillo
porciones de su tratado en preparación titulado “INFORME EXOBIOLOGICO:
CUANDO LOS SIMIOS LLORAN”. A los administradores de este espacio les
damos las gracias por abrirnos las puertas para publicar en su portal.
Gracias a todos los lectores por tomarse el tiempo en leer estas líneas.
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