EL REMEDIO CONTRA LA DECEPCION
Si nunca
esperas nada de nadie nunca te decepcionarás.
Sylvia
Plath
¿Cuántas
veces nos hemos sentido decepcionados por
alguien o por algo que ha sucedido en nuestra vida?
Pero,
¿Qué es la decepción?, en Wikipedia aparece la definición de decepción como un sentimiento de insatisfacción que surge cuando
no se cumplen las expectativas sobre un deseo o una persona. Se forma en unir
dos emociones primarias, la sorpresa y la pena. La decepción, si perdura, es un
desencadenante para la frustración y más adelante, la depresión. Similar al
arrepentimiento, se diferencia en que el sentimiento de arrepentimiento se
enfoca básicamente en fallas en elecciones personales mientras que el de
decepción se enfoca más en la insatisfacción proveniente del aspecto externo.
Es una fuente de estrés psicológico.
Ahí
está el problema, en el no cumplimiento de nuestras expectativas. Y esa
decepción afecta a nuestra vida emocional generando tristeza, melancolía,
rabia, dolor, y un sinfín de emociones, todas negativas, que también afectan
indefectiblemente a nuestra vida física y a nuestra vida mental.
Mentalmente
nos atrapa, cayendo en la trampa de la mente, en la trampa de estar preguntándonos
¿Por qué?, ¿Por qué nos hacen daño?, ¿Por qué nos rechazan?, ¿Por qué no nos
prestan atención?. Sin darnos cuenta vivimos en pensamientos repetidos,
obsesivos, circulares, durante tiempo, manteniéndonos alejados del libre fluir
de la vida y llenándonos de energías negativas generadas por esos pensamientos,
tan alejados de la comprensión, de la aceptación y del amor.
Físicamente
permanecemos alterados, nerviosos, alimentando nuestro cuerpo físico de
una especie de veneno, que antes o después va a afectar de manera negativa
alguna función de nuestro cuerpo.
El
sendero parece claro, ¡Hay que evitar la decepción!, pero ¿Cómo? La receta aun
es más sencilla, ¡ACEPTACIÓN!
La aceptación consiste en eliminar la
expectativa, en eliminar el deseo. Lo cual no significa que la acción de una
persona, o cualquier situación nos agrade o nos haga felices. La felicidad
llegará después, aceptando.
Aceptar en ver las cosas como son, no
como a nosotros nos gustaría que fueran. Es observar las situaciones y los
sucesos, sin juzgar, sin esperar nada, ya que cuando no aceptamos, y esperamos
algo, es una prueba clara de que queremos controlar las situaciones, queremos controlar a las personas, queremos
controlar el mundo. Y no funciona así. Las personas son como son, y nadie,
excepto ellas mismas, puede cambiarlas.
La aceptación es como un puente que nos
traslada de la decepción a la paz, del dolor a la alegría, del sufrimiento a la
felicidad. Aceptación es vivir el presente, es vivir la realidad, tal cual es,
es vivir a los demás como lo que son, seres divinos. La aceptación, al
mantenernos en la realidad, lejos de vivir una vida de pensamientos, nos
permite ser conscientes de todas las oportunidades que nos rodean, para poder fijar
y seguir el rumbo de nuestra vida hacia la felicidad.
Aceptar y respetar son sinónimos de
felicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario