CONOCETE A TI MISMO CON AYAHUASCA O YAGE
Lo
fundamental de las experiencias con Ayahuasca, es que nuestra
conciencia, adquiere mayor conciencia. Este despertar de nuestra
conciencia, se produce con el tradicional diálogo interior; con la
consulta de todas nuestras preocupaciones con el maestro interior.
Esta práctica extática, fue
adaptada a la novedosa práctica filosófica (el método de la mayéutica)
por Sócrates hace ya 25 siglos.
El “Conócete a ti mismo” que
recomendaba Sócrates, fue una expresión tomada del oráculo de Delfos.
Así mismo la filosofía de Sócrates fue una manifestación del trance
místico que se vive plenamente con enteógenos, en nuestro caso con
ayahuasca. Así, las experiencias extáticas, son fuente de conocimientos
para todas nuestras actividades.
AYAHUSCA PLANTA MAESTRA
Hoy existe consenso, con respecto a considerar a las
llamadas plantas enteógenas, como las auténticas u originarias
reveladoras del concepto de dios, en su sentido profundamente esencial. Y
este acuerdo se ha dado, no porque los entendidos en este asunto hallan
teorizado y nada más que teorizado, sino por el contrario, porque la
comunidad dedicada a la investigación
Hemos constatado en carne propia, el vivenciar una verdadera experiencia mística, en su sentido más intenso y real, y no como ligera, aparente o superficial sensación. El éxtasis místico, se entiende, es aquella plena unión entre nuestra “alma” y lo que se puede intuir como Dios, de la que sólo podemos dar incompletas explicaciones, dado el inefable, inexplicable e incomunicable carácter de este asunto.
A partir de esta vivencia de conciencia cósmica, sanadora, revitalizadora y ampliadora de nuestra conciencia, nos permitimos interpretar al viejo y clásico filósofo Sócrates, como una muestra de lo que se puede lograr, alimentados en nuestro caso por la “Planta Maestra” Ayahuasca.
SOCRATES
Uno de
los méritos que se le reconoce a Sócrates, es haber sentado las bases
para el desarrollo de una ciencia o disciplina filosófica que se
dedicara a la reflexión sobre la moral, sobre la virtud, sobre el cómo
ser un ciudadano bueno verdadera y universalmente. A diferencia de esta
propuesta discursiva o teórica de Sócrates, la práctica de beber
Ayahuasca nos permite desarrollar de manera concreta, esta plena
realización moral en la vida, este pleno desarrollo de nuestras
virtudes.
Los
historiadores de la filosofía, describen a Sócrates como un excéntrico
personaje de la ciudad de Atenas, quien andaba interrogando a todo aquel
que se cruzara en su camino. Esta actitud de interrogar e interrogarse,
esta actitud de búsqueda de verdades fundamentales, es también una
actitud que brota espontáneamente durante el trance con ayahuasca y es
la manifestación de un buen rasgo para desarrollar la conciencia.
Precisamente las personas que nos han solicitado sesiones para conocer
la experiencia profunda con la Ayahuasca, son personas buscadoras de
respuestas esenciales.
Sócrates,
afirmaba tener la misión de enseñar a los hombres, el sentido que cada
uno tenía en la vida; y la búsqueda de la verdad, la justicia y la
bondad eran lo más importante para él. Sócrates decía escuchar a un
geniecillo, a una “voz interior”, quien le advertía cada vez que estaba a
punto de cometer el mal. Así, su diálogo se desarrollaba primero,
internamente, consigo mismo, con la voz divina de su interior, y luego
externamente, es decir, con las personas que lo rodeaban, o los que
sometía a severo interrogatorio, para hacerles parir la verdad.
LA MAYEUTICA
La
“dialéctica” griega, era entendida como el arte de comparar opiniones
opuestas, con el fin de descubrir la verdad. Sócrates consideraba que el
diálogo o la conversación, permitía a los seres humanos, alcanzar la
cumbre de su pensamiento. La metodología mayéutica, proceso
interrogatorio que descubría contradicciones para definir conceptos,
empleada por Sócrates, es lo que en el trance con Ayahuasca se ha
denominado “dialoguismo mental”.
Este
dialogo mental, en el que nosotros mismos nos interrogamos y de nosotros
mismos brota la respuesta, se denomina también, el diálogo o consulta
con el “Maestro Interior”. El método Mayéutico de Sócrates, expresado
como diálogo externo entre una y otra persona, quienes basados en su
razón quieren alumbrar definiciones universales, es decir, verdades
validas para todos los casos, ha sido inspirado en los trances místicos
que solía experimentar el viejo Sócrates. Platón, alumno de Sócrates,
cuenta que su maestro a veces pasaba días y noches, inmóvil, absorto en
la meditación. Algo “demoníaco”, un instinto interior superior, cierta
asistencia extraordinaria le revelaba luces sobre la virtud.
El
“TRANCE” o “DELIRIO EXTÁTICO” con Ayahuasca, además de poner de
manifiesto la vibrante experiencia mística, pone también de manifiesto
un estado extraordinario de conciencia despierta, “un despertar de la
conciencia”, una salida del ego fuera de sus limitaciones ordinarias. Se
trata de una reveladora capacidad para conocer, en el sentido más
amplio o cósmico posible. El trance es un proceso mental que desemboca
en un estado cognitivo alternativo, es un conjunto de procesos
dialógicos internos.
La virtud
de cualquier actividad, decía Sócrates, comienza por conocer su fin, su
propósito; así también, la virtud del hombre comienza por el
conocimiento del fin o propósito del hombre mismo; es decir, lo
fundamental es el conocimiento de nuestra alma, nuestro yo interior
espiritual. Esta sabiduría íntegra de nuestro ser esencial, se conquista
a partir del trance, con Ayahuasca en nuestro caso.
SOLO SE QUE NADA SE
Cuando a
Sócrates le devolvían la pregunta, es decir, cuando el interrogador
pasaba a ser interrogado, éste respondía diciendo “Sólo sé que nada sé”.
Dando a entender que cada uno debía buscar la respuesta en su fuero
interno. Su objetivo, era hacer reflexionar a aquellas personas, quienes
presumían, quienes estaban convencidas de poseer alguna “verdad”.
Sócrates, quería hacerles avanzar con respecto a sus cotidianos
entendimientos de las cosas que son “comprensiones” aparentes y
supuestas.
El “Sólo
sé que nada sé” que ha sido interpretado también como la ironía
socrática, es al mismo tiempo, desde la perspectiva del trance con
ayahuasca, el profundo reconocimiento de la inmensidad del absoluto. El
éxtasis místico nos sorprende con su infinitud, eternidad e inefabilidad
que no tenemos otra respuesta más sincera, que decir humilde y
sencillamente “Sólo sé que nada sé”. El estado místico, es capaz de
hacernos reconocer que somos parte de la naturaleza, y por lo tanto,
hermanos, familiares de la totalidad. Con este nivel de conciencia, se
desvanecen las soberbias y vanidades frívolas.
Este
“Sólo sé que nada sé”, se vive de manera intensa y crucial en el trance,
cuando ante la abundante información que manifiesta nuestra conciencia,
nos sentimos apabullados, nos sentimos pequeños, y surge un gran temor
ante lo desconocido, ante lo divino, ante lo inefable. El proceso
dialógico del delirio extático, nos conduce a esa sobrecogedora
experiencia de sorprendernos y admirarnos ante la belleza, la verdad y
la profundidad de la realidad completa.
La
mayéutica socrática, que según su propio mentor, luego del doloroso y
nada divertido parto, ayudaba a las personas, a lograr un sólido
conocimiento interior. La verdad se daba a luz, inclusive gritando,
volando en fiebres, delirando e inclusive queriendo renunciar al camino
de lograr alcanzar una verdad.
El
interrogatorio socrático, era un verdadero torpedo que dejaba
petrificado a quien le llegaba. En estos momentos de aprietos, de
dificultades, de vergüenza ante la constatación de nuestra ignorancia,
algunos reaccionaban rechazando el método y escapando para no continuar
más sintiendo los dolores del parto de la verdad. Algunos decidían no
querer continuar más con el proceso de dar a luz verdades, y preferían
quedarse así como están, sumidos en completa ignorancia, que al fin y al
cabo no producía dolores tan fuertes, como el de querer conocer la
verdad.
Esta
actitud de cobardía, ante el esfuerzo de trabajar en función de verdades
fundamentales, es común en el mundo enero. La mayoría de gente prefiere
no problematizarse la vida con preguntas radicales, y prefiere más
bien, seguir viviendo en un mundo de apariencias. Mucha gente renunció a
este proyecto, y aun hasta hoy, mucha gente sigue renunciando a dejar
atrás su frívola manera de vivir, su frívola manera de ver las cosas y
su enajenada manera de entender la realidad.
Así
mismo, la experiencia de beber ayahuasca, es la experiencia de
reconocernos profundamente, es decir, sin máscaras ni maquillajes. Es la
experiencia de ponernos frente al espejo, y visualizarnos tal y como
somos; con todos nuestros defectos y también con todas nuestras
virtudes. Suele haber gente, que sólo quieren visualizar o pensar sus
virtudes, mas no sus defectos o partes oscuras. Entonces, ante la
cobardía de no querer reconocerse completamente, quieren cortar o
suspender el proceso del trance con ayahuasca.
El trance
con Ayahuasca nos lleva a visitar y conocer a los dioses, y este
reconocimiento, si bien es cierto, que resulta maravillosamente
revelador a tal punto que es una verdadera INIACIACIÓN, es al mismo, un
descenso a los más oscuros infiernos, para luego ascender al cielo. Esta
experiencia intensa de iniciación, común en todas las tradiciones
místico-esotéricas y religiosas, es lo que se vive y se siente como un
verdadero RENACIMIENTO.
Se trata
de vivir la experiencia de la propia muerte, en la que tenemos que dar
sepultura a toda nuestra manera equívoca de ver las cosas, a todas
aquellas actitudes, hábitos negativos o viciosos, que nos estaban
arrastrando. El significado y provecho de esta muerte simbólica, es un
auténtico cambio de actitud para salir adelante y mejorar. La
iniciación, no es una ceremonia externa en la que se condecora o se da
un diploma a la persona; sino, es una vivencia mística interna, profunda
y desgarradora.
El
proceso de regresión con Ayahuasca, es un re-vivenciar, es una intensa
reviviscencia en carne propia, de bloqueos, miedos, fobias, situaciones
perturbantes que hayamos vivido en algún momento de nuestras vidas y que
nos acondicionaron a ser limitados e inseguros. Se trata de vivir un
proceso profundo en la que se desatan esos nudos implantados en nuestro
subconsciente. Esta es una experiencia sin barreras, fuera de toda
lógica racional o esquema, que se prolonga más allá de los límites de la
conciencia cotidiana. Es el ingreso a los rincones más ocultos de
nuestro infinito pensamiento, que demanda coraje y sensatez.
La
sabiduría, decía Sócrates, es conocerse a sí mismo, es conocer nuestra
alma, es saber lo que es ser justo. “Sólo quien sabe lo que es la
justicia, puede ser justo”, “sólo quien conoce el bien, puede hacer el
bien”. Hacer lo correcto es vincular saber y hacer, pensar y obrar. Y
quien actúa mal, lo hace por ignorancia, quien comete vicios y errores,
lo hace porque no conoce el bien, es decir, no se conoce profundamente
así mismo.
CONOCETE A TI MISMO
Es la divisa del oráculo
de Delfos, que Sócrates asume en sus discusiones mayéuticas que buscan
la verdad universal.
¿En qué consiste el proceso de desarrollo y evolución personal que promueve la práctica de beber la Ayahuasca?
Precisamente en el
descubrimiento del sentido que tiene nuestra vida; precisamente en la
consolidación de llevar nuestra vida plenamente, basados en un
conocimiento profundo de la vida y de nosotros mismos. Esta sabiduría,
no es aprenderse de memoria lo que dice una enciclopedia o un manual
para la vida, sino, consiste en un despertar de la conciencia, consiste
en una ampliación de nuestro entendimiento; consiste en un “darse
cuenta” de nuestra limitaciones y consiste también en el avisoramiento
de un cambio de perspectiva, y una voluntad renovada, revitalizada para
realizar esa existencia plena de sentido y satisfacción. No en el cielo,
sino a aquí en la tierra con los nuestros y reconciliados con la
totalidad, con la sociedad y la naturaleza en su conjunto.
La
máxima bondad del trance extático con Ayahuasca, es este extraordinario
despertar de la conciencia, es este comprender y superar limitaciones,
desde uno mismo, desde lo más profundo y esencial de uno mismo, que es
precisamente nuestra constitución y fundición con la totalidad.
Son aquellos prejuicios,
ideas incompletas, errores, dogmas, tabúes, etc. que bloquean nuestro
desarrollo personal, los que son barridos por el despertar de la
conciencia que produce la Ayahuasca. Esta purga o limpieza, no es sólo
física u orgánica, sino también, y sobre todo, es una limpieza del alma o
auto-psico-terápia que nos devuelve la salud mental-espiritual. Luego
de esta limpieza íntegra, el camino está abierto para mejores
condiciones de vida física y psicológica.
Sócrates afirmaba la
existencia de una razón universal equivalente a Dios, como principio que
rige el mundo. La moral consistía en poseer una sabiduría que
descubriera y reconociera al principio espiritual humano, que es nuestra
alma; el alma de cada uno de nosotros. Y para lograr este propósito
importante en la vida, debíamos empezar por el conocimiento de nosotros
mismos.
Lo que la Ayahuasca
permite realizar, es un hecho comprobado por millares de personas,
quienes han experimentado en carne propia, sus experiencias de sanación y
ampliación de la conciencia. El hacer una interpretación de la
filosofía de Sócrates a la luz de las experiencias extáticas con
enteógenos, tiene su fundamento, en el hecho que en diversas partes del
mundo, desde la antigüedad, el culto a las plantas enteógenas ha sido la
base para generar cultura y conocimiento.
El mundo griego no fue
ajeno a estas prácticas extáticas con enteógenos. Los griegos usaron por
ejemplo: vinos, cervezas, cáñamo y otras solanáceas (beleño, belladona,
mandrágora) con fines ceremoniales y lúdicos, en ocasiones mediante
sahumerios o inciensos. Los griegos empleaban también un extracto de
hachís con vino y mirra para estimular reuniones privadas.
Con las Bacantes,
celebraciones que se realizaban cuatro veces al año, Atenas celebraba
varios días de fiesta dionisíaca. Los Misterios de Eleusis fueron
durante más de un milenio el símbolo espiritual de su cultura. En la
iniciación los peregrinos recibían una pócima (el kikeón) compuesta por
“harina y menta” y juraban guardar absoluto secreto sobre el detalle de
la experiencia. Cicerón, uno de los iniciados, dejó dicho que “Los
misterios nos dieron la vida, el alimento; enseñaron a las sociedades la
costumbre y la ley, enseñaron a los humanos a vivir como humanos”.
Cuando Querefonte, amigo y
admirador de Sócrates, pregunta al Oráculo de Delfos ¿si hay algún
hombre más sabio que Sócrates? El oráculo responde categóricamente,
señalando que no, pues Sócrates es el más sabio.
En esta anécdota, estamos
hablando de verdades obtenidas de experiencias extáticas; y tengamos
presente que la revelación de sabiduría, continua luego de las
experiencias o trances, porque la persona va procesando y madurando su
comprensión sobre lo percibido o experimentado en éxtasis.
La Ayahuasca nos ha
enseñado a conocernos a nosotros mismos; la Ayahuasca ha mejorado en
gran medida nuestra forma de vivir y entender las cosas. La Ayahuasca
nos integra a la totalidad y nos hace más dignos. Ahora, el propósito no
es desarrollar un conocimiento sistemático filosófico o científico,
sino más bien desarrollar una autentica manera de vivir con la que nos
realicemos plenamente.
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