viernes, 12 de octubre de 2012

 EL RITUAL DE LA SEXUALIDAD


 El romanticismo hace de la sexualidad todo un ritual de pequeños actos que socialmente son aceptados, sin embargo a muchos les coloca un gran peso a sus espaldas. Por un lado la mujer añora un “príncipe” que la trate amorosamente y con mucha suavidad, que le jure amor eterno para ella poder caer en estado de ensoñación y en consecuencia entregarle su cuerpo en prueba de absoluto amor, por otro lado está el hombre que se ve forzado para tener sexo a tratar a la mujer con sutileza, besando con labios enamorados, susurrándole al oído lo bella y maravillosa que la encuentra y que lo más desea en el mundo es estar con ella eternamente.

En un principio lo descrito anteriormente, es muy romántico e idílico, pero como la realidad siempre golpea a la cara porque no podemos estar en una nube eternamente. Un buen día el hombre quiere estar con la mujer solo por “sexo” porque se “supone” que ella sabe que “la ama, se casó con ella”, entonces simplemente la toca íntimamente para indicarle que la desea. La mujer ofendida porque su pareja no ha seguido el ritual de apareamiento, se ofende y le dice que “ya él no la quiere, que la trata como un objeto”.  Y así queda sembrada la semilla de la inconformidad sexual de las parejas.

Hay algo que hay que dejar bien claro y es que la sexualidad es totalmente instintiva, si algún hombre o mujer niega esto, puede que se engañe a sí mismo y que esté lleno de condicionamientos morales. Si bien es cierto que lo que nos hace humano es nuestra consciencia moral, se tiene que establecer un equilibrio entre ella y nuestros instintos básicos, de lo contrario se produce un conflicto que en ocasiones puede originar un trastorno ya sea sexual o de personalidad.

La sexualidad a lo largo del tiempo se convierte en un lugar donde reina el amor, el respeto, la confianza y la intimidad se sutiliza de tal manera que lo que se origina con la unión de los dos cuerpos es algo que raya en lo sagrado, porque pasa a ser algo más que un simple acto sexual para convertirse en un acto de entrega. Esto no es algo que se logra al inicio de una relación de pareja en donde lo que prima es la fuerte atracción sexual y las fantasías, esto solo se puede dar cuando realmente existe una comunión de alma entre dos seres.

Para lograr comunión entre una pareja es necesario trabajar cada día, el establecer un puente en donde el otro se sienta seguro y comprendido tanto en su mundo afectivo como en el sexual. Donde reine la aceptación y desaparezca el juicio, donde la consciencia amorosa reine sobre el egoísmo, donde cada uno respete al otro por su esencia. Solo de esta manera se puede “hacer el amor” porque antes aprendemos a “ser amor”.

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