martes, 16 de octubre de 2012

EL SINDROME DEL VICTIMISMO

 
Es mucho más fácil ser “victima” de una situación que asumir el poder y responsabilizarnos de nuestra propia vida, al ser socialmente aceptado, se consigue una manera de obtener la atención de los demás, se llega entonces a una adicción. Creando sufrimiento tanto mental como físicamente, sin embargo es importante preguntarse ¿por qué no solo el que juega a victima se siente bien, sino también aquel que escucha a la victima y desea “ayudarle”?. La respuesta es porque es mucho mejor adentrarse en la situación dolorosa de otro... porque hacen ver las propias mucho más sencillas de manejar comparadas con la del otro.

La persona que sufre no tiene una sola causa para hacerlo, sino que posee una gama amplia de factores que lo anclan en una vida adolorida y triste. Hay que tener claro que es una manera de  relacionarse y que le da el resultado que desea. Sucede a nivel inconsciente para no asumir el poder de la propia vida. Donde no nos consideramos capaces de manejar las circunstancias de la vida sin colocarse “bambalinas del sufrimiento y la miseria” encima para llamar la atención de otros.

Cada uno de nosotros tiene el  poder de todas las circunstancias de su vida, sin embargo se juega a la victima porque obviamente se posee una baja autoestima, no creemos tener lo que necesitamos para salir del problema y estamos esperando por alguien que nos ayude. De alguna manera se es inconsciente de los recursos internos que se poseen para gestionar nuestra vida, no sabemos el poder que tenemos y como utilizarlo. En otras ocasiones es por temores infundidos y mitos o creencias limitantes que se forman porque lo aprendimos en nuestra familia.

Sin embargo el victimismo es algo que puede ser cambiado si se  desea el cambio lo suficiente, llegando a ejercer el  empoderamiento de la  propia vida. Si bien es cierto no se puede cambiar nada de lo que nos sucedió cuando éramos solo niños, pero en el presente se puede cambiar la manera como percibimos esas circunstancias pasadas y no se trata de evadir la realidad y autoengañarnos, se trata  más  bien de que no sirve de nada arrastrarse en el fango del pasado, si se busca con cuidado siempre se le puede sacar  algo positivo a las circunstancias vividas. De lo contrario aún nos mantendremos con esas heridas abiertas y muy probablemente nos quedaremos emocionalmente en la edad que teníamos en la situación dolorosa.

Cualquiera que se deshaga de este papel también tendrá un saludable sentimiento de amor y respeto propio que va a llegar a las personas que estén alrededor suyo y les dará  un alo de éxito, satisfacción personal, porque sus relaciones serán mucho más amorosas para consigo como para con los demás. Teniendo relaciones más autenticas en igualdad de condiciones, sin cargar a otros nuestra bolsa de aflicciones, abriéndonos a compartir la riqueza del mundo del otro con la nuestra. Considerándonos merecedores del amor de otros por ser como somos, sin recurrir a la lastima para sentirnos valorados.

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