El
artículo de hoy me gustaría que llegara al mayor número de personas
posible porque creo que aborda un aspecto fundamental desde el punto de
vista de cualquier relación interpersonal. Se trata,
concretamente, de cómo respondemos a las personas que nos hablan, qué
tipo de respuestas les damos habitualmente. De un tiempo a esta parte me
he dado cuenta de la importancia que tiene responder a las personas de
manera empática. Una manera de contestar que no hace más que acercarte al otro, que no hace más que establecer lazos de unión
con las personas que quieres y que te importan. Te aseguro que llevar a
la práctica la respuesta empática es más fácil de lo que crees.
¿Qué entiendo por Respuesta Empática y Escucha Empática?
La escucha empática no es un término fácil de definir, pero vendría a ser la escucha no de las palabras, sino del corazón. La respuesta empática tiene una parte mucho más activa que la escucha empática. La respuesta empática está pensada para responder con las palabras más que con el corazón. La
respuesta empática es la escucha que genera un diálogo con la persona
que tienes al lado y que tiene algo importante que decirte.
Muchas
veces se comete el error de creer que una afirmación debe responderse
con otra afirmación. Pues bien, la respuesta empática está enfocada más
hacia las preguntas abiertas que no las sentencias cerradas. Este
aspecto me parece fundamental porque implica un cambio muy significativo
en la manera que tiene la gente de relacionarse.
La respuesta empática es eminentemente activa, porque lo que pretende no es ser simpático con el otro, sino ser empático.
Esta diferencia es fundamental porque cuando quieres ser simpático
simplemente das la razón al otro y acabas la comunicación. En cambio, si
eres empático tu finalidad no es dar la razón al otro, tampoco
consolarlo. Lo que hace la persona empática es abrir un diálogo y crear opciones. Si la escucha empática se basa más en los sentimientos, la respuesta empática se centra en generar opciones a través de preguntas abiertas.
Para que lo entiendas mejor elaboramos un cuadro con ejemplos cotidianos, pero antes lo explicaremos.
Sentencia: Consiste en
el enunciado que te hace una persona a ti. Este tipo de sentencia puede
ser una preocupación, un problema, algo que le ha pasado, un
acontecimiento importante, etc.
- En todo momento hablas de ti y de lo que te pasa.
- Usas la primera persona (YO).
- No generas diálogo y, por tanto, no generas opciones.
- No preguntas, sino que respondes con tus propias sentencias. De hecho, podrías haber dicho lo que has dicho sin que la otra persona te hubiera hablado.
- No demuestras ningún interés por lo que te dice la otra persona.
- Quieres ser simpático, pero siendo simpático no te estás interesando en absoluto por la otra persona o, al menos, no lo demuestras.
Respuesta empática: La respuesta empática es la respuesta que genera opciones porque se basa en la generación de preguntas abiertas.
- Crea opciones.
- No busca la simpatía.
- No se centra en el problema, sino en posibles soluciones. Además, estas soluciones son compartidas.
- Demuestra interés hacia lo que le interesa a la otra persona (ejemplo de libros históricos).
- No ofrece consuelo. Ofrece opciones y en algunos casos ayuda de forma activa (tareas domésticas).
Como puedes observar en este recuadro,
las falsas respuestas son algo habitual en muchos entornos. Basta que
hagas la prueba en casa o en tu trabajo y te darás cuenta de que
desgraciadamente es un tipo de respuesta abunda y mucho.
La respuesta empática a modo de conclusión.
Te habrás dado cuenta de que ser una persona empática
no requiere de ningún tipo de esfuerzo. Lo que requiere la empatía es
tiempo, interés y dedicación hacia el otro. Una de la cualidades que
mejor nos define es la capacidad que tenemos de escuchar a los demás.
Porque escuchando nos hacemos partícipes de las inquietudes,
preocupaciones y anhelos de los demás. Así que espero que esta entrada
te haya hecho reflexionar sobre cómo puedes empatizar con las personas y
desde ahora mismo practiques con los tuyos, con los que tienes cada día
a tu lado y que forman parte esencial de tu vida.
Cuando practiques la empatía, no olvides regalarle a cada una de esas personas a quien quieres la mejor de tus sonrisas.
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