[...] La información es luz, puede iluminar, cambiar positivamente la
vida de las personas, pero muchas personas parecen no estar recibiendo
la información adecuada, porque -si la recibieran- podrían sanar y
preservar su salud. [...]
Existe inteligencia en todo ser vivo.
Al
estudiar nuestro cuerpo físico, podemos darnos cuenta de que es una
máquina maravillosa, perfecta e inteligentemente diseñada para funcionar
en condiciones óptimas ¿Por cuánto tiempo?
Hemos llegado a creer que la enfermedad y el deterioro o envejecimiento de nuestro cuerpo es algo “normal”, pero ¿lo es?
Testimonio:
A
nuestros 42 años de edad, por medio de un Análisis BTA, nos enteramos
que nuestro organismo tenía tal nivel interno de deterioro que su edad
biológica era de 56 años.
Días
después de iniciar un proceso de desintoxicación e hidratación,
sentimos un dolor de espalda tan intenso que era insoportable. Ya
habíamos padecido de frecuentes dolores de espalda y cuello, cuando por
nuestro trabajo y estudios pasábamos muchas horas seguidas sentadas en
un escritorio.
Gracias
a ese dolor, llegamos a un centro quiropráctico. Nos mostraron un video
explicativo sobre qué es la quiropráctica y cómo puede ayudar a que nuestro cuerpo recupere su capacidad innata de sanarse a sí mismo, sin tomar medicamentos.
Después
de chequear nuestra columna vertebral con sus manos, el médico
quiropráctico nos explicó que teníamos doce vértebras subluxadas, es
decir, que estaban desalineadas, fuera de su posición normal; y que
esto podría ser la causa de la mayoría de los malestares que estaba
presentando nuestro organismo.
Nos
explicó que el sistema nervioso es el que regula y conduce el
funcionamiento de todos los órganos, por medio de impulsos que
transmiten información. El cerebro es quien emite esos impulsos
inteligentes, los cuales deben llegar a cada célula, a cada órgano, a
través de la médula espinal y los nervios.
Esta
información transmitida desde el cerebro a cada célula, permite
mantener todas las funciones vitales del organismo. La columna vertebral
es la encargada de proteger la central de este complejo sistema de
comunicación.
Si
una vértebra se sale de su posición normal, puede comprimir un nervio y
producir un importante obstáculo en el sistema nervioso, generando
pérdida de vitalidad, al disminuir el funcionamiento del órgano al que
esa información debe llegar.
El
doctor nos indicó radiografías específicas para confirmar lo que había
detectado con las manos y para observar la posición exacta de nuestras
vértebras subluxadas, así como para constatar si había daños en los
discos y qué tipo y grado de daño.
En
nuestro caso, doce órganos podían estar perdiendo su vitalidad, al no
estar recibiendo la información desde el cerebro, de cómo debían
funcionar.
Esta
información coincidía con el estado general de salud que había
reflejado el Análisis BTA, que nos habíamos realizado en un centro de
medicina natural, independiente al centro quiropráctico.
Los
resultados de las radiografías arrojaron que -además de las doce
desviaciones en nuestra columna vertebral-, también teníamos varios
osteófitos, que son protuberancias o excrecencias óseas que se producen
en las vértebras, con forma de espuelas, los cuales reflejan la
presencia de una enfermedad degenerativa, osteoartrosis.
Los
osteófitos más grandes que teníamos estaban situados en el cuello y el
de mayor tamaño, en la zona lumbar, justo por donde pasan los nervios
que llevan la información de cómo debe funcionar el sistema
reproductivo.
“Muchas mujeres tienen esas vértebras desviadas en esta zona, y en el
sacro, producto de caminar con tacones. También influye el estar
demasiado tiempo sentadas, o haber sufrido algún accidente. Con estas
vertebras desviadas, y osteófitos en esta zona, es difícil quedar
embarazada”, nos explicó nuestro doctor.
Muchas
mujeres que antes no podían embarazarse, logran hacerlo cuando la
comunicación entre su cerebro y su sistema reproductivo se restablece,
al liberar a sus vértebras de las subluxaciones o desviaciones.
Nuestra
situación de salud comenzó a agravarse precisamente por problemas
crónicos en nuestro sistema reproductivo, que se habían agudizado
durante el año anterior a nuestra experiencia de sanación. Seis meses
antes de conocer a nuestros médicos naturópata y quiropráctico, nos
habían realizado una histerectomía.
Después
de muchos años de malestares y diversas complicaciones, nos tuvieron
que extraer el útero, una de las Trompas de Falopio, y parte de uno de
nuestros ovarios. Estos órganos presentaban un alto grado de deterioro
y, antes de recibir los acertados diagnósticos del naturópata y el
quiropráctico, desconocíamos la causa que había provocado ese estado.
La
medicina convencional -con sus recursos drásticos de extraernos los
órganos o mantenernos tomando medicamentos tóxicos por tiempo hasta
indefinido o de manera permanente- está más bien combatiendo síntomas,
efectos, pero no las causas.
El objetivo de la medicina debe ser el de sanar, no mantener a las personas enfermas o mutilarlas.
Con
las radiografías específicas y la explicación recibida de parte de
nuestro médico quiropráctico, pudimos comprender que un osteófito de
gran tamaño, entre nuestras vértebras en la zona lumbar y del sacro,
obstruía los nervios de esa zona, por lo que nuestros órganos habían
dejado de recibir la información de cómo debían funcionar.
Debido
a esa obstrucción en la comunicación cerebro-sistema nervioso-sistema
reproductivo, nuestros órganos de esa zona no podían recibir luz (la luz
del conocimiento de qué hacer y cómo hacerlo), y por eso comenzó el
proceso prolongado de deterioro que desembocaría finalmente en su
muerte.
El
deterioro de estos órganos, a su vez, empeoraba la intoxicación
orgánica que ya teníamos por deshidratación, químicos y otras causas; y
así, estábamos inmersas en un grave proceso que pudimos entender, y
luego corregir, al descubrir las causas que lo produjeron.
Para
sanar, es vital obtener un diagnóstico acertado. Para obtenerlo, hay
que buscar la causa raíz de las alarmas (síntomas) que nuestro cuerpo
emite, y no solo silenciarlas con medicamentos y cirugías.
Los
osteófitos se producen cuando las desviaciones de las vértebras tienen
muchos años. Son parte de un mecanismo de defensa de la misma columna
vertebral, buscando equilibrarse.
Nuestro cuerpo, inteligentemente, busca compensar o corregir cualquier anomalía de la mejor forma que pueda.
Cuando
nuestro cuerpo colapsa es porque ya ha sido sometido a un nivel de
estrés que sobrepasa su capacidad de resistencia, que es bastante
elevada.
Para
el organismo producir estos osteófitos, necesita extraer calcio de
nuestros huesos, por lo que este proceso degenerativo puede llevar a una
descalcificación u osteoporosis.
Según
la medicina convencional, los osteófitos no son reversibles. Tenemos
que aprender a vivir con ellos (lo que puede causarnos mucho dolor,
porque mientras van creciendo poco a poco, pinchan o aplastan los
nervios) o podemos someternos a una cirugía para eliminarlos (lo cual es
factible dependiendo de la zona donde se encuentre el osteófito, pero
que conlleva un alto riesgo, en la mayoría de los casos).
Imaginemos lo que implicaría extraer un hueso que sale de nuestra columna vertebral.
En
la evaluación y diagnóstico inicial se nos explicó que nuestro caso era
de los que más tiempo podía tomar para corregir, pues teníamos el “arco de la vida” al revés.
Nuestro tratamiento podía ser de 9 meses a un año -o más- pues dependía de cómo respondía nuestro cuerpo al tratamiento.
Los primeros seis meses, el tratamiento fue intensivo: tres ajustes quiroprácticos cada semana.
Cada
tres meses debíamos tomarnos radiografías para evaluar la evolución de
nuestra columna vertebral, hasta un máximo de tres juegos de
radiografías, solo las necesarias, pues no es recomendable tomarnos
muchos rayos x, porque podrían afectar nuestro ADN, según nos fue
explicado por nuestro médico quiropráctico.
Posibles causas de las desviaciones en nuestra columna:
- El proceso de nacimiento.
Desde aquella perversa sentencia “parirás a tus hijos con dolor”,
la experiencia del proceso natural de nacimiento fue corrompida, y pasó
de ser placentera -tanto para la Madre como para el bebe-, a ser una
experiencia en muchos casos dolorosa y traumática.
Lo
natural es que -en condiciones normales- el bebe nazca en el agua, sin
ser forzado a salir, pues ese seco forcejeo puede causarle lesiones en
su columna vertebral, todavía formada por cartílagos.
Actualmente,
la brusca o poco delicada manipulación de los bebes al nacer -en muchos
casos- podría considerarse hasta inhumana. Una desviación en la
columna, provocada por el proceso forzado de nacimiento, podría afectar
la salud desde ese mismo momento y ocasionar un daño que tarde años en
detectarse, después de haberse agravado, a menos que el bebe sea
sometido a un chequeo y ajuste quiropráctico.
- Las caídas en la infancia.
Pueden
ser muchas nuestras caídas mientras estamos aprendiendo a caminar,
montar bicicleta, patines o trepando árboles. Una de estas caídas pudo
haber causado una desviación en nuestra columna, la cual no es detectada
a menos que nos sometamos a un chequeo quiropráctico.
- Demasiadas horas sentados en un pupitre y luego en un escritorio.
Para
mantenerse saludable, el cuerpo necesita movimiento, además de luz
solar, alimentación adecuada y suficientes horas de sueño. Sin restar
importancia a otros factores, como las emociones y el aspecto
psicológico.
Entramos
a la escuela y nos someten a estar sentados en un pupitre durante
cuatro o más horas. Luego crecemos, y muchos estudiamos y trabajamos,
como era nuestro caso. Durante muchos años trabajamos en una oficina
-sentados en un escritorio- una jornada de 8-9 horas al día, de 8am a
5pm; salíamos del trabajo para la universidad, por unas 3-4 horas, de
6pm a 10pm. Este ritmo de vida se traduce en un perjudicial
sedentarismo, que con los años puede ocasionar daños a nuestra salud.
- El estrés.
- Otras posibles causas, como malas posturas, golpes recibidos, accidentes o movimientos bruscos.
Resultados positivos de la medicina natural
A
los seis meses de tratamiento (ajustes quiroprácticos) nuestra columna
estaba bastante alineada y ya los osteófitos habían desaparecido en su
mayoría, lo cual, ante la medicina convencional, podía considerarse un milagro.
Entonces, nuestro tratamiento se redujo a dos ajustes cada quince días, en lugar de tres ajustes a la semana.
A los nueve meses de tratamiento, nuestra columna estaba alineada en su totalidad y libre de osteófitos.
La
combinación de ambos tratamientos naturales -desintoxicación y ajustes
quiroprácticos- funcionó de maravillas para restaurar nuestra antes
precaria salud.
Al
restablecerse la capacidad innata de nuestro cuerpo para sanarse a sí
mismo, por medio de la quiropráctica, la intoxicación por metales
pesados de nuestro organismo desapareció más rápido de lo esperado por
nuestro naturópata, quien nos había explicado que podía conllevar hasta
años restablecer la salud de cada órgano y sistema vital.
A los nueve meses,
llevando con disciplina ambos tratamientos (desintoxicación orgánica
-con medicina natural- y quiropráctica) y asumiendo nuevos hábitos, ya estaba completamente sana. Y así hemos permanecido hasta hoy.
Recuperamos nuestras fuerzas y sentimos una vitalidad y energía como no recordamos haber sentido antes.
Esta experiencia la vivimos durante el Año 2012.
En
el 2013 publicamos nuestro testimonio de desintoxicación, pero hemos
esperado hasta este 2014 para publicar este testimonio relacionado a
nuestra columna vertebral, porque decidimos someternos primero a
observación, durante un año más, para cerciorarnos de que nuestra salud
permanece en estado óptimo, libre de medicamentos, después de nuestro alineamiento.
Ahora podemos compartir nuestra experiencia, con propiedad, para que nuestro testimonio sirva de ejemplo de que es posible sanar por métodos naturales, permanecer saludables y libres de medicamentos e intervenciones quirúrgicas.
Inteligencia aplicada.
Reformas en nuestros Sistemas de Salud, Educación y Trabajo.
La
inteligencia -innata en cada ser- nos impulsa a comprender nuestro
entorno para adaptarnos a él o mejorarlo; a dar respuesta a los
estímulos que recibimos para poder sobrevivir como especie, crecer… y
proteger a nuestra descendencia.
La
información es luz, puede iluminar, cambiar positivamente la vida de
las personas, pero muchas personas parecen no estar recibiendo la
información adecuada, porque -si la recibieran- podrían sanar y
preservar su salud.
Como
capacidad que puede desarrollarse, la inteligencia se resume, en
esencia, en el manejo eficaz de la información que administramos. Toda
la información que recibimos debería pasar por un proceso de análisis,
de depuración, que tendría que conducir a determinar su utilidad, que
pueda servir de base para diseñar un plan de acción que arroje
resultados positivos ante una situación que necesite ser resuelta.
Si
la información recibida de una situación dada no nos sirve para
encontrar la solución, entonces, ¿Cuál sería el beneficio de recibirla?
Si recibimos un diagnóstico que no nos lleva a sanar, sigamos buscando.
Todo
el mundo tiene dentro de sí mismo el filtro del discernimiento y la voz
sabia de la intuición, aun sin haber tomado entrenamiento
especializado.
En
esta época, se hace mucho ruido. Los medios de comunicación alimentan
el morbo en la gente, informando de manera constante sobre noticias
negativas, crímenes, colapsos en los sistemas de salud, catástrofes… y
con ese tipo de información se alimenta a una gran mayoría que se
mantiene como consecuencia en una frecuencia de baja vibración,
susceptible a todo tipo de enfermedades y calamidades.
¿Cómo podemos transformar este Status Quo?
Nuestra
sociedad parece estar enferma, porque una mayoría de personas -que
somos los que conformamos la sociedad- están actualmente enfermas
(física, mental o emocionalmente).
Entonces, las personas necesitan sanar, para que sane la sociedad.
Tenemos que trabajar, de manera prioritaria, en restablecer la salud de las personas.
Vamos
a debatir cómo reformar nuestros sistemas de Salud, de tal manera que
podamos enfocar nuestros recursos más en la prevención y conservación de
la salud, que en el costoso mantenimiento de la enfermedad.
Reformemos
nuestros sistemas de Educación y Trabajo, de manera que nos eduquemos y
seamos productivos, sin tener que invertir tantas horas al día sentados
y estresados.
Y
ojalá, mientras transformamos estos sistemas, que todo ser humano pueda
recibir una evaluación de su columna vertebral y los ajustes
quiroprácticos necesarios, para que sea restaurada en cada cuerpo la
capacidad innata de sanarse a sí mismo; y permanezca en óptima salud,
durante -al menos- unos 1,000 años.
Que Así Sea.
Melba Grullón Ubiñas