miércoles, 31 de octubre de 2012

ECOVAMPIRISMO: COMO JODER AL PLANETA, A TUS PROJIMOS Y VIVIR SIN INTELIGENCIA ECOLOGICA

                                “Fuck the law. When the law is wrong, the right thing to do is break it.”
                                             Dr. Steven Best, professor of Philosophy,
                                             University of Texas at El Paso (USA)
                                             
                                                                   DEDICATORIA

      QUERIDO HERMANO: SIRVAN ESTAS LINEAS PARA RECORDAR TU PASO POR ESTE MUNDO.

Crédito: Kevin Carter



Por Salvatore Scimino
2 de abril de 2012

Algunos extractos del INFORME EXOBIOLOGICO: CUANDO LOS SIMIOS LLORAN, de Henri Cagnengues (en preparación), dice lo siguiente con respecto al Ecovampirismo:
          La vida sobre el planeta U-AQ3 va encaminada al desastre por culpa de un organismo insípido al que denominamos ecovampiro. Nuestro experimento de crear el guardián planetario ha fracasado. Reportamos algunos datos sobre esta primitiva bestia.
ECOVAMPIRO. Se define como una especie que explota los recursos del planeta y no aporta nada al mantenimiento del mismo y lo destruye con desechos tóxicos y basura.
Es una especie erecta, adaptada a la vida sobre materia sólida (“terrestre”). Sus extremidades son dos superiores (“brazos”)  terminados en “manos” y dos inferiores llamadas “piernas”,  terminadas en “patas o pies”.   Normalmente tienen cinco dígitos, pero se pueden dar casos de polidactilia. Cada dígito de la “mano o pata” acaba en una porción superior dura y transparente (“uñas o pezuñas”). Para la locomoción utiliza las extremidades inferiores (“bípeda”).
Posee dimorfismo sexual. Su tamaño oscila entre 1,30 hasta 2,70 m en raros casos, con una altura promedio de 1,62 m en las hembras y 1,75 m en los machos, en su “sistema métrico”. Ha habido un aumento de talla en los últimos tiempos, crecimiento anormal del “cuello” de la caja dura superior (“cabeza”) y el “fémur”, el cilindro esqueletónico de la extremidad inferior.  La anormalidad ha sido causada por una excesiva alimentación adulterada, “carne y leche” atiborrada de “hormonas” de crecimiento aplicadas a los “animales torturados en sus granjas”.
Es decir, los ecovampiros jóvenes se han hartado de “chicha envenenada” (“embutidos, chorizos, jamón”) y por eso se han estirado desproporcionadamente, de extremidades superiores e inferiores largas (“brazos y piernas”), tórax corto y la cabeza de reducido tamaño, generalmente con caras infantiles.
Con mucha frecuencia, los ecovampiros adultos han llevado a sus vástagos en la “temprana adolescencia”, especialmente a los machos, a la “clínica del médico”, un lugar donde habita un ecovampiro “vestido de blanco” y posee diversos aparatos para examinar el cuerpo de otros ecovampiros. Allí les han inyectado sustancias para estiramiento, “hormonas”, de esa manera los vástagos aumentan de altura.
Los ecovampiros están obsesionados con la altura. Los resultados son una gran masa de ecovampiros altos descerebrados, afeminados, de cuya boca frecuentemente suelen salir sonidos como “¡aja, ujum, joder, aaa, um!” al mismo tiempo que mueven la cabeza de arriba hacia abajo. Estos ecovampiros degenerados tienen “fuego en sus cojones y ovarios” (órganos reproductores).
El peso promedio de los ecovampiros es de 70 kg para los machos y 60 kg (su medida de peso) para las hembras.
Los ecovampiros son de corta vida, en algunos casos sobrepasan un poco más de un tercio (3,65) de lo que tarda su planeta en dar la vuelta completa al astro que los alumbra. Es decir 100 años, pero en su planeta hay otras especies que sobrepasan los 10.000 años de su medición de tiempo.
La masa de carne (“cerebro, sesos””) donde almacena la información de sus cuerpos y la que sus órganos extraen del mundo que les rodea está dentro de la “cabeza” situada en el extremo superior (“cefalización”). La “capacidad craneal” (la cantidad de líquido vertida en la caja dura) es algo que les causa mucho orgullo a los ecovampiros, un promedio de 1.400 cc de su sistema de medidas.
Su cerebro es delicado. Un repentino ruido fuerte, un estallido, un grito, un rugido, un trueno, le puede dañar su cerebro de por vida. Se vuelve con facilidad desequilibrado y maniático.
Por medio de la disección de  algunos ecovampiros para examinar sus “sesos”, hemos encontrado que su programación es primitiva, la mayor parte de información contiene solo datos robotizados de friccionar sus aparatos reproductores (“copula”), alimentarse, miedo a quedarse sin nada, cifras de lo que tienen acumulado, miedo a que nadie los quiera, terror al dolor y la muerte, robar, matar a su vecino y otros organismos con los que comparte el planeta y, excepcionalmente, poca empatía, en los adultos. En los infantiles los patrones son más repetitivos, solo existen datos de cacería ficticia (“jugar”).
Su reproducción es vivípara. La hembra del ecovampiro tiene un periodo de gestación de 9 meses, de su medición. Sus vástagos se desarrollan en forma de parásitos dentro de una bolsa en las hembras. Nacen desnudos, indefensos, gritones y sin control de las válvulas de escape delantera (“urinaria”) y trasera (“fecal”). Generalmente, la hembra alimenta a su cría con un líquido blanco que sale de dos protuberancias frontales de la parte superior de su cuerpo (“tetas, pechos, senos”). En otras ocasiones lo alimenta con cilindros llenos de líquidos y harinas intoxicados, una pseudoteta (“biberón”).
Hay ecovampiras que pueden parir entre 14 a 25 vástagos, en cada parto adquieren tanta experiencia que los tienen sin ningún problema, salen como cuando se les escapa materia fecal por la válvula trasera.
El macho monta a la hembra o al revés. Practica monogamia, poligamia o poliandria. Su apareamiento generalmente es heterosexual, pero existen miles de ecovampiros de inclinación homosexual.
Para la procreación, el macho introduce un “trozo de carne” agujereado, cilíndrico (“pene”) y que chisguetea líquido (“semen”) en el receptáculo de la hembra (“vagina”). El “pene” es endurecido para ese propósito por medio de un sistema hidrostático interno primitivo.
Su desarrollo sexual comienza durante el “periodo de la adolescencia” (12-17años de su tiempo), cuando enloquece y arde por reproducirse (“deseos lascivos”), en algunos casos el macho se convierte en “violador” (introduce a la hembra su “trozo de carne” a la fuerza). En cuanto las “hormonas sexuales” (sustancias que determinan su estado de reproducción) circulan en los tubos de su cuerpo (“venas y arterias”, ya no tiene sosiego, se la pasará cazando presas sexuales (hembra o machos) toda la vida.
El macho de esta especie siempre merodea donde hay hembras. Si ellas están dispuestas aceptan al macho. Durante la cópula ambos sexos imitan en su conducta a los recién nacidos.
A los machos les cambia el sonido del aparato vociferador en el periodo de la adolescencia y sus circuitos cerebrales abundan (solo “piensan”) en “meter a las hembras su trozo de carne”. Se obsesionan por el tamaño de su “pene”, tanto que se someten a complicadas operaciones en la “clínica” del ecovampiro “vestido de blanco” o “médico”, para tener un sistema hidrostático más eficiente. Algunos ecovampiros se cuelgan objetos pesados o utilizan aparatos succionadores para aumentar el tamaño de su “trozo de carne” inyectador.
Por otra parte, a las hembras les preocupa el tamaño de sus dos protuberancias en el pecho (“tetas”). Para aumentar sus “tetas” van a un ecovampiro “vestido de blanco”, llamado “cirujano plástico”, especializado en meterles bolsillas llenas de liquido artificial mucilaginoso (“silicona”). Los machos se vuelven locos con una hembra de “tetas hinchadas”, al extremo que a veces no utilizan la válvula de escape frontal de las hembras para reproducirse, la confunden con la ranura de las protuberancia pectorales de su pareja.  
Hay hembras que son forzadas y esclavizadas para que acepten sexualmente a ecovampiros a cambio de trozos de “dinero”. El maltrato y tortura de las hembras suele ocurrir con mucha frecuencia, incluso contra la “ley” (códigos de conducta establecidos por los ecovampiros dominantes). Los lugares donde están encerradas se llaman “puticlubs”, que por lo general pertenecen a poderosos ecovampiros de las castas superiores (“capos o gente rica”).
Muchos machos desarrollan una enorme barriga en la madurez, imitando de esa manera a la hembra en estado grávido (“preñada”). Este estado de pseudopreñez del macho (“barrigón, barriga hinchada”) tiende a disminuir la tensión entre los miembros de su rebaño. Aunque a veces la ecovampira que ha gestado a la compañera del “barrigón” (la “suegra”) siente que el macho pseudopreñado compite con la “barriga” de ella. La “suegra” se siente amenazada y no tolera ver sentado al macho en su madriguera. La “suegra” suele vociferar en voz alta y punzante al macho pseudopreñado: ”¡Holgazán, huevón, parásito, vete fuera de casa, a trabajar!
Nuestras disecciones de ecovampiros pseudopreñados demuestran que el “barrigón” consiste de materia de desechos acumulados (“mierda”) por que no pueden utilizar su válvula de escape trasera (“estreñimiento”). Ambos sexos padecen de este mal.
Esta especie adora sus órganos de reproducción exteriores (“genitales”), incluso tiene “festivales de fertilidad”, en los cuales sacan a pasear enormes esculturas en forma del “trozo de carne” del macho.
El macho pierde el pelo en la cabeza normalmente a los 30-40 años o antes, una forma de automimetismo sexual (imita su “pene”) para anunciarle a cualquier hembra que aún puede ejercer sus funciones de reproducción. La ecovampira vieja se engorda, especialmente en el área donde se queda grávida (“la tripa”) y se vuelve delicada, con tendencia a presentar conducta infantil o se vuelve agresiva y violenta.
Si un ecovampiro viejo ha acaparado muchas cabezas de trofeos y las guarda en una caverna llamada “banco”, se vuelve atractivo para las jóvenes ecovampiras.
Es adicto a líquidos fermentados (“vinos, licores, cerveza”) y a ciertas sustancias extraídas de “hojas” (la parte fotosintética) o “flor” (la parte reproductora)  de vegetales. Son denominadas “drogas” (“cocaína, opio, etc.”). Para conseguir las “drogas” han montado redes escondidas de obtención y distribución. Su consumo es común en los ecovampiros “aburridos” (circuitos cerebrales colapsados que necesitan información). La “drogas” son importantes para sujetar los sistemas de ecovampirismo del planeta.
Algunos ecovampiros queman restos de plantas secas insertados en tubos diminutos que luego encienden con fuego portátil (“mechero o cerilla”) y echan humo por las fosas nasales y la boca. Acaban intoxicados y podridos de la sangre, los sesos y los pulmones. 
El ecovampiro es una especie necróvora y hematófaga. Mantiene enjaulados (“granjas”) a millones de formas de vida (“aves, mamíferos, reptiles, peces”) a los que somete a la tortura antes de devorarlos y chupar su sangre. En la actualidad a escondidas,  especialmente entre los poderosos ecovampiros que poseen mucho poder adquisitivo, en “ritos satánicos” se papean a sus propios congéneres, una práctica que ellos denominan “antropofagia”. La “antropofagia” era más común en el pasado.
Destruyen grandes extensiones de bosques para plantar “soja” utilizando biocidas, para, alimentar con el grano de la cosecha a los animales que tienen almacenados vivos en jaulas en la tierra (“granjas”) y en el agua (“piscigranjas”). Ejecutan a los animales con crueldad, los convierten en cadáveres y luego se alimentan con ellos.
Los trozos de  los cadáveres de sus “granjas” son engullidos crudos o los preparan en aparatos de combustión (“estufa, barbacoa”). Los ecovampiros sin duda alguna acabaran extinguiéndose por los vicios de su propia boca. 
Algunos ecovampiros viven acompañados de otras especies, a las que muy a menudo abandonan, se los comen o asesinan lentamente (“humanamente”) sin misericordia. Actualmente hay una tendencia a velar por los derechos de los organismos que la gran mayoría de los ecovampiros consideran inferiores. Los que están despertando (“ecologistas”) y ven la importancia de cuidar la Biosfera, prefieren comer seres fotosintéticos (“vegetarianos, veganos”).
Estos sugieren que no tiene sentido maltratar “animales de granja” y que mejor sería que la “gente” (los ecovampiros) se comiese el grano y no los “animales enjaulados”. En un planeta de recursos finitos, ellos tienen toda la razón.
Recientemente, los líderes de los ecovampiros han sacado de su bolsillo una estrategia para tranquilizar los sesos del rebaño. Utilizan las vociferaciones “sostenible, ecológico y orgánico” cuando “hablan” o se reúnen en grandes números (“cumbres”) a discutir quien está comiendo más que los demás. Es una forma de cómo explotar al planeta (“la naturaleza”), con o sin biocidas.
El resultado es que confunden lo que es biosfericamente sostenible con lo ambientalmente deseable. Si un sistema de producción requiere más espacio (“destrucción de bosques”) y mucho más labor y más líquido negro aceitoso (“petróleo”) para producir la cosecha, entonces los costos de su producción son más altos y por lo tanto no es ecológicamente sostenible. 
Los rebaños de ecovampiros expulsan mucha materia fecal de su válvula trasera. Producen mucha basura y chatarra de sus madrigueras y, lo que es peor, generan demasiadas toxinas mortales para su especie y las demás con las que convive. Ensucia el agua que bebe, envenena el aire que respira y el suelo que nutre las plantas de las que se alimenta.
Los ecovampiros utilizan a los ríos y océanos como vertedero de su materia fecal y residuos tóxicos. Los “plásticos” tienen al borde del colapso los ecosistemas marinos donde se origina el oxígeno que necesitan para respirar.
Se la pasa diseñando armas mortíferas para matar a sus vecinos. El ecovampiro es cruel y asesino, exceptuando aquellas ocasiones cuando tiene el estomago lleno, entonces suele hablar de lo que llama “paz”, cuando se reúnen en grandes números a intercambiar vociferaciones llamadas “ideas” en sus “cumbres”.
Después de “charlar” (verborrea sin sentido para engañar) se aglomeran alrededor de una gran mueble (“mesa”) para devorar los restos de cadáveres de animales y plantas para continuar con aquello que les aqueja. Las propuestas que salen de esas “cumbres” nadie las cumple a no ser que sus rebaños tengan algo que sacar. Las “cumbres” son utilizadas para calmar los nervios de los congéneres explotados. Por supuesto, en ambos casos, tanto los ecovampiros que dirigen como los dirigidos están ciegos devorándose el árbol que les sujeta.
Los ecovampiros se enfadan y pelean con mucha facilidad. Los conflictos llamados “guerras” entre rebaños de ecovampiros son encarnizadas, crueles y sin sentido. Para matarse unos a otros utilizan una gran variedad de armamentos, desde objetos punzantes y proyectiles hasta armas de fisión estelar (“bombas atómicas”). Los motivos son siempre los mismos: el robo y saqueo de los recursos naturales de los peor armados. A la causa le denominan  “economía”.
Las violentas “guerras” las pelean por el “petróleo”, por metales (principalmente “oro, plata, platino, cobre”), por piedras multicolores (“diamantes, esmeraldas, rubíes, etc.”), por la manera de cómo adorar a sus “dioses” (seres invisibles), por conseguir hembras, por espacio, por el agua, o por cualquier recurso que necesiten ecovampirizar.
Las pocas excepciones al patrón de violencia son los ecovampiros Portadores de Mutaciones Biofílicas (PMB). Deberían escuchar a los PMBs, podrían salvar la especie de la extinción, solamente si se les prestase más atención. Pero los líderes tribales de los ecovampiros son egoístas, necios y sordos. Sus líderes y sus descendientes carecen de Visión Ecológica, solo piensan en acaparar lo que no se puede comer (“dinero”). En sus “cumbres” nadie propone que debería estar terminantemente prohibido acumular “dinero” a costillas y muerte de los demás.
Los ecovampiros amantes del planeta son mutaciones genéticas biofílicas de gran importancia. Son la clave para su supervivencia. Solo el tiempo lo dirá si los ecovampiros logran salir de este atasco evolutivo antes de que colapse la red que les da la vida.
Han desarrollado varios sistemas sociales. El más común en la actualidad es el que llaman “democracia”, un sistema basado en la destrucción de sistemas bióticos y explotación de sus congéneres y otras especies.
Es un sistema en el cual se promueve mucho el ecovampirismo (“consumo”) y por debajo existe mucha “corrupción”. Gran parte de la “corrupción” consiste en que los  líderes de los rebaños y quienes les apoyan escondidos diseñan estrategias para sustraer de una manera engañosa (“bancos, financieras, seguros”) y obligatoria (“hacienda”) la materia acaparada (“su trabajo”) por el rebaño de ecovampiros, es decir quitar mucho y devolver poco.
Las “democracias” también tienen intereses en el submundo (“mafia”). Se pueden describir como sistemas sociales donde los ecovampiros tienen un tubo metido en la “leche” y otro en el “lodo” de los cuales se alimentan al mismo  tiempo.
Esta bestia bípeda se siente “superior” (que va por allí matando todo lo que encuentra) a todas las demás formas de vida del planeta. A su modo de vivir amontonado le llama “civilización”. Sin embargo, su “civilización” es reciente y destructora. Existen otras “civilizaciones" mucho más antiguas y avanzadas en este planeta, las cuales además no destruyen los sistemas bióticos. Los ecovampiros les llaman “termitas, hormigas, abejas, avispas, meerkats, perritos de las praderas y ratas topo desnudas”.
Antiguamente los ecovampiros utilizaban animales esclavizados para el transporte, aunque aún los emplea para exhibir su poder y locura. En la actualidad, se vale del “petróleo” como combustible de sus aparatos terrestres (“vehículos, camiones, trenes o ferrocarriles”), acuáticos (“barcos, lanchas, buques, submarinos”) y voladores (“aviones, transbordadores”). Sin “petróleo”, el conjunto de rebaños de ecovampiros entraría en crisis. Buscan otras alternativas energéticas para seguir ecovampirizando al planeta y luego lanzarse al espacio a la conquista, pero no les salen las cuentas.
Sus aparatos de locomoción terrestre se mueven sobre cursos de materia negra solidificada (“asfalto u hormigón”). Estos cursos forman redes (“sistema de carreteras y autopistas”) que han invadido todo el planeta. Los ecovampiros dan más importancia a esta red de “carreteras” que a los recursos que les sirven de sustento. No hay duda que a estas bestias les faltan circuitos de mantenimiento planetario en sus “sesos”:
Para construir estos aparatos han creado una gigante “industria” que consiste en enormes madrigueras (“plantas de vehículos”) donde los montan a partir de recursos extraídos del interior de su planeta, causando enormes agujeros (“minas”) y contaminación.  Estas fábricas están interconectadas por una red de proveedores del material (“consorcios y compañías mineras”) y distribuyen sus productos a través de otra red de pequeñas madrigueras dispersas por todo el globo (“sucursales de vehículos”). Para aprovisionarse de su mercancía, esta última red depende de otra red de transporte terrestre (“trenes, camiones”) y acuático (“cargueros de containers”). Los ecovampiros que acumulan más recursos son los que más utilizan estos medios de desplazamiento.
Estos aparatos son  omnipresentes, tanto que a simple vista parecen que son la única forma de vida en el planeta. Han sustituido a otras de gran tamaño  (”dinosaurios”) que antiguamente habitaron y dominaron el planeta.
Los ecovampiros emplean fibras de “petróleo” (“poliéster”), de organismos fotosintéticos (“algodón, lino, cáñamo”), las fibras protectoras (“pelo”) y la capa exterior (“pieles o plumas”) de sus primos (“ovejas, alpacas, vicuña, camello, cabras, gansos”) para elaborar “vestidos” para llevar puestos encima de sus cuerpos. Estas prendas son utilizadas para marcar jerarquías ya sea entre ecovampiros jóvenes o adultos, de ambos sexos.

Los ecovampiros celebran sendas “fiestas de pasarela” donde congéneres famélicos de piernas torcidas de ambos sexos desfilan exhibiendo atuendos (“modas”) estrafalarios, diseñados para marear la cabeza de los espectadores. Normalmente, las ecovampiras deben servir de receptáculo de “carne del macho líder” para progresar en su servidumbre de “esclavas de la moda”, pero ya viejas y arrugadas suelen morir de fantasmagoría cerebral. Los ecovampiros que aspiran a ese mundo suelen ser “atravesados”, es decir que el gusto de su válvula de escape delantera se les ha ido para la válvula de escape trasera.
El ecovampiro es muy holgazán, trabaja obligado y preferiblemente bajo la sombra. Tiene la tendencia de robar y joder a sus congéneres y a todas las demás especies con las que comparte el planeta.
El tiempo libre lo emplean en viajar sin sentido (“turismo, cruceros”), en jugar o ver jugar a perseguir una bola en guerras ritualizadas (“balompié, golf, béisbol”, entre otros), asisten a espectáculos sangrientos (“corridas de toros, peleas de perros, peleas de gallo, boxeo”), en mirar fijamente “textos de escritura”, en consumir sin tener hambre (“restaurantes, bares, cantinas”), en visitar construcciones donde almacenan artefactos robados de otros rebaños de ecovampiros o los esqueletos y cadáveres  disecados de sus primos (“museos, galerías”), se van de cacería (“safaris”), se meten al agua (“submarinismo, piragüismo”), escalan montañas arriesgándose su vida (“alpinismo”), en adquirir nuevas prendas para colocarse encima del cuerpo y tirar las viejas a la basura (“irse de compras”) y muchas otras actividades que los mantiene lejos de la locura y el suicidio.
También dedican parte de su tiempo libre a torturar las plantas del exterior de sus madrigueras (“cuidar el jardín, cortar el césped o setos, podar árboles”), una actividad común en los rebaños de ecovampiros que han acaparado más recursos. Con la energía transformada que invierten en “cuidar el césped” bien podrían alimentar a los miles de rebaños de su propia especie que no tienen nada de comer (“pasan hambre”).
Generalmente, después de cualquier actividad de ocio las parejas o grupos de ecovampiros se encierran en una madriguera (“hotel, casa de campo”) que tiene objetos de “cuatro patas” (“camas”) donde intercambian líquidos de sus válvulas de escape delanteras y traseras.
Las guerras ritualizadas (“balompié, béisbol”) son programadas para que los ecovampiros griten y se relajen y no den mal dentro de los rebaños. Al campo donde simulan la batalla  le denominan “estadio”. Juegan a perseguir la bola dos equipos de ecovampiros, uno contra otro. Al vencedor le llueven los premios. Los equipos suelen pertenecer a ecovampiros poderosos, quienes otorgan sendos “paquetes de billetes” (energía transformada) a través de casas almacenadoras de esfuerzo físico (“bancos”).  Es curioso que un ecovampiro buen perseguidor de una bola gane más que uno que les educa en los centros de entrenamiento de ecovampirismo (“colegio, universidad”).
Cada cuatro años de su tiempo celebran guerras ritualizadas (“juegos olímpicos”) donde compiten equipos de ecovampiros de diferentes rebaños. El premio mayor se lo lleva el más rápido, el más fuerte, el que más piruetas da en el aire, etc. Algunos contrincantes se esfuerzan tanto en llegar a la meta que sueltan mucho aire (“pedos”) o materia fecal (“mierda”) de su válvula de escape trasera. Los espectadores dicen que “el jugador se ha cagado (expulsado materia fecal) en los pantalones”. Los pantalones son los tubos que se meten para envolver las extremidades inferiores).
Los ecovampiros olímpicos se empujan hasta el límite porque luego les lloverán los contratos (“mucho dinero”) por las compañías de ecovampirismo famosas y además ganarán admiración de los demás ecovampiros, incluyendo hembras.
Los que no asisten al “estadio”, ven la guerra ritualizada en una caja electrónica (“televisor”). Se agrupan muchos ecovampiros en su madriguera y cada enchute de la bola de su equipo guerrero lo celebran con muchos gritos y bebidas fermentadas (“cerveza”). Si su equipo gana, salen de casa y se pasean en su útero móvil (“vehículo”) y hacen mucho ruido.
Los ecovampiros idolatran todo lo que sale del “televisor”. Este aparato (“TV o tubo”) se encuentra en prácticamente cada una de las madrigueras de los ecovampiros. Lo colocan en la parte principal de su guarida, donde reciben a otros ecovampiros. Es la caja que les controla la “mente” y moldea sus gustos desde pequeños. Es su maestro electrónico.
Otra caja de circuitos (“ordenadores”) tiene el mismo efecto en los ecovampiros. En una gran madriguera (“cine”) utilizan otros artilugios de circuitos similares (“camaras”) para ver proyecciones de cacería, reproducción, persecución o depredación ficticias  (“películas”).
Adoran los trozos de material vegetal con símbolos (“dinero”). Su religión es ecovampirizar el planeta.
Muchos rebaños celebran “ritos religiosos” en honor a un personaje que ellos asesinaron cruelmente y clavaron sobre los restos de un árbol. Un habitante de los desiertos y otro que alcanzó la inspiración universal bajo un árbol les inspiran mucha veneración. Fueron buenos ejemplos a seguir y les han proporcionado buenas enseñanzas pero la mayoría de ecovampiros prefiere seguir los dictados de los órganos que controlan su válvula de escape delantera, pues según ellos dicen “la vida es corta y hay que vivirla en placer”. Indudablemente los ecovampiros no tienen solución.
Hay ecovampiros que idolatran a un personaje (“satanás”) y sus legiones (“demonios, diablos”) que habitan en el fuego eterno (“infierno”) de las tinieblas. Cuando se reúnen para adorar a estos personajes de la oscuridad, pronuncian fórmulas extrañas y sacrifican infantes de su misma especie o de otras y beben y se embadurnan con la sangre de la víctima.
Tienen leyendas que dicen que para que cualquier ecovampiro suba a la cumbre de la jerarquía es necesario que haga un “pacto con el diablo”. La evidencia recogida hasta el momento indica que las leyendas tienen algo de cierto. Sin pacto no hay abundancia de “billetes” (su objeto de intercambio de energía).
Los “diablos” (seres interdimensionales) son detectables con aparatos que perciben vibraciones emanadas del subespacio. Son capaces de aparecer a través de microagujeros negros en la matriz del espacio-tiempo. Los ecovampiros no los ven porque sus ojos sólo pueden percibir un pequeño rango del espectro estelar. Según sus propias medidas, los ojos de los ecovampiros perciben únicamente lo que se encuentra dentro de los 400 a 800 nanómetros.
Por supuesto, la mayoría de ecovampiros no creen en estos seres, solo aceptan como real aquello que pueden ver con sus primitivos receptores de luz (“ojos”) su cara (“la porción frontal de su caja dura”). Una manera muy reducida de ver al mundo.
La distribución del ecovampiro es cosmopolita. A “punta de lanza” (objeto fino y alargado de restos de seres fotosintéticos con un extremo afilado)  y “bala” (proyectil que sale disparado de un armamento explosivo) ha invadido todo el planeta. Habita en diversas estructuras que él mismo construye de barro, palos, metales, roca molida, basura, etc. Las llama “casas, pisos, edificios, chozas, champas, cabañas”, las cuales pueden ser de forma circular, usualmente cuadrada, rectangular o en largas hileras verticales o pilas una sobre otra de gran altura que rascan el cielo.
Prefiere vivir en aglomeraciones llamadas “ciudades”. En una bestia que normalmente le tiene miedo a la oscuridad. Con mucha frecuencia, las ecovampiras muestran agresividad o violencia hacia los seres vivos, le tienen manía a formas de vida mucho más pequeñas que ellas (“insectos, arañas, ratones y palomas” y otras especies que serán descritas en un futuro informe). Los ecovampiros son matones, asesinan cualquier organismo que les causa pavor, compite con ellos por espacio o se alimenta un poco de sus cosechas. También asesina  a sus congéneres para robarles la comida de la boca. Ambos sexos sufren del Síndrome Maniático contra la Biosfera (SMB).
Desgraciadamente, los ecovampiros con SMBs son los que más se reproducen contaminando la poza genética de los pocos PMBs. Todos salen perdiendo.
Por regla general, el ecovampiro es una bestia tacaña y egoísta. De vez en cuando surgen genotipos mutantes con conducta todo lo contrario, desde un poco bondadosos  hasta extremadamente generosos, sin confundir a los ecovampiros tramposos que emulan esa conducta para esconder sus "triquiñuelas", cosa que le llaman “filantropismo” (protección a otros ecovampiros).
Se comunica mucho con sus congéneres, con diversos sonidos guturales (“hablar”) que él llama “lenguas”. Traducidas todas hablan de lo mismo: comer, beber, copular, tener, cagar, asesinar, robar, cazar, caminar, viajar, enfermedades, etc. Cuando no le comprenden lo que vocifera se enfurece.
Padece de Diarrea Electromagnética Cerebral (DEC), lo que le conduce a una actividad llamada “escribir”. A menudo la DEC le surge cuando está “deprimido” (actividad cerebral a piñón fijo y autodestructora), en cuyo caso produce miles de los llamados “textos de arte, literatura, música, etc.” Los mejores ecovampiros de su historia eran personajes de conducta depresiva.
Los ecovampiros tienen la necesidad exagerada de comunicarse con sus congéneres (“hablar”). Es muy común ver a dos personas o más enfrascados en esa actividad llamada “sociabilizar”. Si no encuentran a otro ecovampiro a quien inundar con su DEC se desesperan, se vuelven depresivos o violentos. A veces acuden a las madrigueras de otros ecovampiros especializados (“psicólogos, psiquiatras, taroteros”) en escuchar la DEC  de los ecovampiros de piñón fijo autodestructor .
La aborregación química es a menudo utilizada con aquellos que sufren de DEC desequilibrada o los consideran una amenaza al sistema ecovampírico. Los convierten en paquetes de carne ambulante y los encierran en enormes madrigueras (“manicomio”).
Han inventado cajitas (“teléfonos”) para transmitir su DEC a larga distancia. Las utilizan muy a menudo, en muchos casos las llevan pegadas a los agujeros cefálicos de audición (“oídos”).
La DEC transmitida electrónicamente a larga distancia no contiene nada relevante. La DEC electrónica de los machos y hembras jóvenes suele llevar mensajes para conseguir pareja. También es una manera de evitar el aislamiento, el aburrimiento y hasta el suicidio.
Los ecovampiros que se encargan de educar en las técnicas de cómo vivir a costillas de los demás producen “publicaciones” diseñadas para que las entiendan sólo los miembros de su tribu. Frecuentemente, muchas de estas “publicaciones” son el punto de partida para la explotación y contaminación de su planeta.
Hay muchos ecovampiros especializados en la actividad llamada “ciencia”. A los que viven de esta actividad se les llama “científicos. La gran mayoría de ellos no son capaces de prever el impacto de sus “inventos”, por ejemplo los que crearon la “ bomba atómica”, o si lo saben les da igual, para eso les pagan los ecovampiros de las altas esferas. Los “científicos” que diseñaron la “bomba atómica” luego se la pasaron dando “conferencias de paz” sobre lo horrible que era su invento. Se sentían culpables. ¿Por qué soles no se lo pensaron antes?
Los “científicos” y los ecovampiros ambiciosos que les apoyan con sus “grandes fondos de investigación” son en parte culpables de envenenar el planeta con biocidas que están destruyendo la Biosfera.
La otra parte de la culpabilidad del deterioro medio ambiental de su planeta se debe a que los ecovampiros obnubilados por el glamor del status y novedad consumen en grandes cantidades los productos producidos por la “ciencia y tecnología”.
Una vez se ha producido el daño medio ambiental, echan a otros “científicos” a trabajar para reparar los estragos ecológicos, y éstos a su vez, debido a su manera alta de vivir, equivalente a mayores exigencias de recursos naturales, causan más daños en la Matriz que da la vida. Y para reparar los perjuicios por éstos y la de los rebaños que les acompañan, hay que contratar a otros “científicos” para deshacer el daño de los anteriores. Bueno, en fin, es una de nunca acabar.
Cuando se reúnen para “hablar” de la falta de alimento de los congéneres ecovampirizados (“carentes de sustancias para vivir o hambre”), por ejemplo, ¿por qué no dejan de comer (“ayunar”) esos días de “discusión” para ser más solidarios con los “hambrientos” en vez de devorar y atiborrarse de comida en sus festines a “costillas de los demás” (de manera parasítica)?
Los ecovampiros utilizan sonidos llamados “risas y carcajadas” para que nadie se salga fuera de los límites de su universo. Es algo sí como decirle a su congénere “no te salgas del redil (estar fuera del rebaño)”. También emiten esos sonidos cuando están “nerviosos” (supuesto ataque impredecible).
El ecovampiro muestra mucho sus “dientes” a sus congéneres en lo que se llama “sonrisa”, para apaciguar situaciones tensas y peligrosas.
En grandes edificios llamados “fábricas” se aplican los inventos de los “científicos”, quienes viven ocupados en sitios llamados “laboratorios”. En las fábricas se transforma la energía de la Biosfera en miles de formas no degradables. La Energía Transformada de la Biosfera (ETBs) se “vende” a cambio de “papel con garabatos” o presentando una “tarjeta de plástico con símbolos electrónicos”.
Hay lugares especializados donde los “consumidores” pueden ir a comprar grandes cantidades de ETBs, para reducir el estrés de su vida en sus “ciudades” forradas de “cemento” (material de construcción). La gran mayoría de ecovampiros consumen los “inventos tóxicos”.
Se creen poderosos pero una forma de vida de las más diminutas del planeta (“bacterias, virus”) los puede eliminar. Los ecovampiros padecen de muchas enfermedades, algunas son genéticas, otras son medio ambientales y la gran mayoría son causadas por sus alimentos contaminados por sus inventos tóxicos.
Poseen sustancias biocidas y antitoxinas para protegerse de los organismos que les enferman. Cruelmente  y con actividades “científicas” torturan con sus enfermedades a sus primos los “monos” o a familiares lejanos como los “ratones, ratas, conejos, perros” para inventar nuevas curas. Al final de cuentas, el objetivo del maltrato es encontrar maneras de alargar la vida de los ecovampiros para que jodan más a los demás y para que consuman más.
Crearon el biocida llamado “DDT” que ha contaminado todos los confines del planeta, luego inventaron miles más que emplean para sacar adelante sus cosechas, bajo el concepto que éstas sean “económicamente rentables” pero poco tienen en cuenta de manera sincera el aspecto “ambiental sostenible” (de acuerdo a ls leyes del planeta). Y donde los ecovampiros más producen, más tiran a la basura. Su “masa cefálica, sesos” (contenido de su caja dura) siempre es empleada a favor de la “economía”.
Un rebaño de ecovampiros poderoso utilizó una sustancia llamada “agente orange” contra sus congéneres en una “guerra de Vietnam”, destruyendo miles de vidas vegetales y animales, por una “idea religiosa” y el “petróleo”. Luego un tiempo después los dos rebaños de ecovampiros contrincantes llegaron a un “acuerdo de paz” y resumieron (i.e., convertir una cosa por otra) sus relaciones “económicas”.
Actualmente los ecovampiros que fueron rociados con el “agente orange” exportan los frutos de un arbusto llamado “café”, plantados en los campos envenenados. Muchos rebaños de tierras lejanas consumen la bebida fabricada a base de ese fruto intoxicado.
El ecovampiro se caracteriza por ser una especie destructora de la Biosfera. Son el terror de las demás especies del planeta. Los ecovampiros son biocidas y bioterroristas. Este organismo carece de Inteligencia Ecológica.
Se conoce una sola especie de ecovampiro en el planeta Tierra, el llamado Homo sapiens. Carl Nilsson (Carl Nilsson Linaeus, 1707-1778), el ecovampiro que sentó las bases de la “Nomenclatura Binomial (Taxonomía)”, estaba bajo los efectos psicotrópicos de la Cannabis sativa (marihuana) cuando le asignó ese nombre al ecovampiro.
Consecuentemente, el apelativo de “sapiens” a un organismo que arrasa con todo sobre el planeta no le corresponde. Varias alternativas han sido propuestas: Homo economicus, Homo merderus, Homo stultus, Homo gilipollensis, Homo acephalus, Homo carnalia, Homo copulatorius, etc. Ninguno de ellos ha sido utilizado aún en la literatura científica de acuerdo a las “Reglas de la Nomenclatura Zoológica”. Proponemos la siguiente clasificación para el ecovampiro:
Reino: Biocidia
Clase: Subracionalia
Subclase: Chupoptera
Orden: Destructora
Familia: Diarreamentaliae
Género: Macropsichos
Especie: megabiocidus

CONCLUSIÓN: El ecovampiro (Macropsichos megabiocidus) sabe cómo joder al planeta, a sus prójimos y a todas las demás formas de vida que habitan U-AQ3. Carece de  Inteligencia Ecológica (utilizando su terminología). Es una especie aberrante no apta para relocalización o introducción a otros planetas

Son muchos los atributos de los ecovampiros. Sin duda el más común es que le gusta mucho masturbarse la mente. Pues bien, continuemos.
Dentro de 100 años o antes ni tú ni yo ni nadie que haya nacido hoy estará vivo. Es la verdad. Morir es ley de Vida. No somos eternos y me alegro que así sea.

Si por casualidad o por cosas del destino, pues pueda que haya Dioses y Demiurgos encargados de manejar los hilos, te tocó nacer en un país de los llamados "desarrollados" (= chupopterizadores), lo más seguro es que tus padres te atiborraron de yogurcitos y papillas compradas en el supermercado a los pocos meses de haber nacido. Después has sido inflado a base de golosinas y alimentos procesados (Fig.1).
                                
                                

                 Figura 1. Ecovampiro mimado y harto. Fuente: Google imágenes.


Pronto aprendiste más allá de los 3 ó 4 meses de edad el llanto de un bebé ya no es indicativo de sus necesidades legítimas y pueden usar el llanto para manipular que era fácil dominar al mundo con tus berrinches y gritos a todo pulmón (Fig. 2) para atraer la atención de tus orgullosos y permisivos progenitores, idiotizados por el sistema ecovampírico (Fig. 3).
                             

                       Figura 2. Ecovampiro infantil enfadado: Fuente: Bebés y más.
                   


                                

      Figura 3. Ecovampiro adulto, pseudopreñado, redondeado por el exceso de alimentos.   
      Fuente: Periodista Digital.


Dentro del nuevo experimento social que se está llevando a cabo en la actualidad, pues eso es lo que es, un experimento diseñado por los ingenieros sociales que no dan la cara, todo está permitido para estos niños ecovampiros mocosos tiránicos, malcriados, presumidos, mimados, consentidos, manipuladores, prepotentes, hasta dejarles que te saquen los ojos o les den porrazos a matar a sus abuelos o quien sea. Si tú les llama la atención, sus padres se enfadan y te gritan: ¡Ay, pobrecito mi peque, no me lo molestes que le vas a dañar su autoestima!, si es la madre; o “Cabrón, no jodas a mi hijo, te voy a matar!, si es el papá. Padres mimados crian hijos mimados (Síndrome de Niño Mimado).

Amor sincero y disciplina es todo lo que necesita un ecovampiro infantil para que crezca disciplinariamente sostenible.

Tus padres preocupados por darte todo lo que ellos no tuvieron, según va su filosofía, te rellenaron de porquerías hasta reventar (Fig. 4), además de satisfacer cualquier capricho  que pasaba por tu cabeza de reptil. De tal palo tal astilla. El producto: Perfecto ecovampiro.

                          
 Figura 4. Ecovampiro infantil sobrealimentado. Fuente: Google imágenes.


Si aterrizaste en una cuna de las familias pudientes, de esa gente que vive de chupar la sangre de los pobres,  en los llamados países en “vías de desarrollo” (= chupopterizados), también seguramente te alimentaron con comidita de bebé procesada, pues en esos países los ricos (= los ladrones) imitan la manera de consumir de los habitantes de los Estados Unidos, el país que más ha marcado la pauta de cómo se debe “vivir la gran vida”, para la desgracia del medio ambiente y de todos los que habitamos en la Tierra (o debería llamarle  Aqua pues hay más agua que tierra y si fuésemos acuáticos de seguro que la llamaríamos así).

Recuerdo que mi profesor de ecología en la universidad nos dijo un día: “Cuando le pongan una nevera o refrigerador repleto de comida procesada a cada familia de China, la Tierra estará acabada”. Por ese camino vamos. Los chinos pronto, posiblemente para el año 2015, superarán a los Estados Unidos como potencia económica, es decir se convertirá en un megaconsumidor de la Tierra y megagenerador de contaminantes y basura. Le sigue la India, donde la gente rápidamente está sustituyendo la bicicleta por el automóvil.

Por otro lado, en Occidente, especialmente en los Estados Unidos, un país que marca la pauta, hay una batalla campal, un movimiento de resistencia social, un despertar ecológico y una lucha por los Derechos de los Animales (Video 1). Este nuevo paradigma de sustituir la dieta carnívora, biosfericamente insostenible, por la vegetariana o vegana, biosfericamente sostenible, es absolutamente necesario para que la Biosfera comience a sanar y para la supervivencia de nuestra especie. En un planeta de recursos finitos, Veganismo debe ser un deber. 
 
En contraparte a este movimiento, en China y la India gran parte de la población está tirándose a una dieta carnívora, una que requiere grandes cantidades energéticas y, que en la mayoría de las veces, la carne o pescado acaba en la basura. Mientras que Occidente se lanza hacia afuera, Oriente lo hace hacia adentro. Estamos perdidos.

Pero volvamos a nuestro asunto. A los que nacieron en medio les ha tocado currar como esclavos y vivir a base de préstamos de los amigos y de los bancos, instituciones especializadas en robar bajo el marco de sus propias leyes legalizadas.

Y los que fueron paridos en el nivel más inferior, la gran mayoría, están jodidos, destinados a comer mierda de la basura expulsada por los que están más arriba, eso si acaso tienen suerte de vivir cerca de un vertedero (Video 2). 
 
 
Otros su destino es morir de hambre. Solo en el año 2010 murieron 7,6 millones de niños alrededor del mundo antes de cumplir los 5 años. ¡Murieron ecovampirizados!

La gran mayoría muere sin que a los congéneres de arriba que nadan en la abundancia les importe un bledo, como le sucedió al niño sudanés de la foto (Fig. 6). Cuando Kevin Carter hizo la foto, el niño se arrastraba hacia un campamento de alimentos de la ONU. Carter tomó la foto y se largó de la escena. El fotógrafo, seguramente tenía coche, pudo haber cogido a la pobre criatura y llevarlo inmediatamente al campamento para que lo auxiliaran. Supongo que días después cuando la foto conmovió al mundo entero y le otorgaran el Premio Pulitzer en 1994, a Carter le remordió la consciencia y no aguantó la culpabilidad. Tres meses más tarde el fotógrafo se suicidó. Nadie sabe cuál fue el destino del niño. Lo más seguro es que murió de hambre. ¡Descansa en Paz, hermano! ¡Una parte de mí se ha ido contigo!
 

Figura 5. Un niño sudanés chupopterizado hambriento sin esperanzas de vivir. Esta foto conmovió al mundo entero. Fuente: AnsBlog.

Las campañas para aliviar la miseria y malnutrición de los pobres generalmente no funcionan porque los países con miles de gente necesitada están gobernados por chupópteros codiciosos, egoístas y corruptos. Y no están allí es su trono por casualidad. Son escogidos por su vil conducta y son pagados y apoyados por fuerzas externas que proceden de los países ricos. ¿Con qué propósito los ponen al mando? Para permitir a las multinacionales extraer las riquezas naturales para abastecer los caprichos de los ecovampiros de los países “desarrollados” y la gran masa de nuevos consumidores de las potencias económicas emergentes (China, India, Brasil, entre otras). Chupópteros hay en abundancia en todos los países del mundo entero.

Y las multinacionales per se no existen. Lo que sí existe es un grupo de personas codiciosas (“accionistas o shareholders”) con mucho poder económico, interesadas en aumentar más su cuenta  bancaria escondida en los paraísos fiscales. Se juntan y conforman un conglomerado potente, ponen un desalmado gerente al mando y manos a la obra, a joder a quien tenga lo que los ecovampiros de sus rebaños pidan en las tiendas.

En la protesta de Greenpeace contra Nestle en Suiza el día 17 de marzo de 2010, mostrada en el Video 3, podemos observar (¡por favor mira bien!) que la mayoría de accionistas son ecovampiros (de ambos sexos) de edad avanzada, es decir viejos. Estos ecovampiros en realidad ya tienen una pata zampada en la tumba y la otra la tienen montada sobre una peladura de banana. Un empujón y caen en la fosa. Pero aún así piensan que son eternos y se agarran al dinero a toda costa. ¡Piensan que se llevarán todas sus pertenencias y su maldito dinero a la tumba! Su maldita codicia está acabando con la fauna y flora de Indonesia para que tú tengas una barrita de chocolate Kit Kat para que se te pudran tus putos dientes o tu coche tenga el biodiesel para que te vayas de juerga, en búsqueda de sexo, a las montañas o a la playa a contaminar el medio ambiente con la mierda psíquica de tu diarrea mental o a envenenar el aire con los pedos de tu útero móvil, tu vehículo. ¡Sí, tu coche es una máquina de propulsión de pedos venenosos! Tu coche tiene un culo que suelta pedos como tú, o ¿no te habías dado cuenta que está diseñado en gran parte como tu cuerpo?
 
 
 
Video 3. La protesta de Greenpeace contra Nestle Oil para salvar a nuestros primos, los orangutanes, y la selva de Indonesia.

Deberías saber que Nestle Oil es una compañía propiedad del Estado de Finlandia. Esta compañía produce biodiesel de los frutos de la palma aceitera (Elaeis guineensis). Se le considera el mayor consumidor de aceite de palma del mundo, sobrepasando incluso a Unilever. Es una corporación de ecovampiros.

Una cosa más, sin la existencia de las capas de abajo, la maldita pirámide diabólica se derrumbaría. Los ecovampiros de arriba se nutren de joder a los prójimos de abajo. Y no se le ve solución a esta cuestión, la bola de la destrucción ya va rodando cuesta abajo. Y nadie tiene las agallas de pararla. Todos están atrapados discutiendo cómo solucionarlo para que lo solucione el otro.

Si has nadado en la abundancia, desde tu cuna hasta los 18 años de edad ya has ecovampirizado el equivalente de 195.000 USD (148.000 EUR). Tu paso por la Tierra se nota (Fig. 6), pero por supuesto que tú de esto ni te enteras, tampoco te importa, con tal de tener hinchada tu tripa que se jodan los demás.


Figura 6. Madera amontonada propiedad de una de las mayores fábricas de pulpa de madera del mundo, Asia Pulp & Paper (AAP), en la provincia de Riau, Sumatra. Fuente: World Wildlife Fund (2012).

A lo anterior hay que sumarle los 150.000 USD (114.000 EUR) de los años de tu vida universitaria, por si acaso has tenido buena memoria para grabar datos y vomitarlos cuando te lo demandaban los sacerdotes del alma mater.

Dado que los chupópteros de arriba necesitaban que los de abajo fueran entrenados en las Artes Ecovampíricas, se idearon eso de la escuela. Ha sido muy atractivo, si tienes genes de borrego, sales del alma mater orgulloso exhibiendo un cartón escrito con letras vistosas donde dice que ya eres un ladrón.

Bueno, no exactamente eso pero sí sales con una buena preparación de Perfecto Ecovampiro, pues para “vivir bien” debes hacer agujeros en la Matriz  de la Biosfera que sujeta toda la vida. Los agujeros están lejos, no los ves, pero están allí. Eso de sostenible es un cuento mal parido, algo para tranquilizar la masa de millones de consumidores insostenibles.

O ¿no es un ladrón un catedrático que da 2-6 horas de clases a la semana, clases aburridas, en esos centros de entrenamiento ecovampírico por 2.500 - 3.000 USD y producir un mínimo de 4 “trabajos científicos publicados” (= desenterrar huesos de un cementerio, revolverlos y trasladarlos a otro cementerio) al año, en el caso de que se lo exijan?

¿No es ladrón un médico que engaña a un paciente para someterle a una operación quirúrgica innecesaria sólo para experimentar o ganar un buen fajo de billetes?

¿No es ladrón un banquero graduado con sobresalientes en economía y que practica en su trabajo la usura para beneficio propio? Aunque hay muchos banqueros que si haber estudiado, el diablo les ha dado el don de los números y la habilidad de hacer dinero a costillas de los demás.

¿No es ladrón un ingeniero de monte que se pasa la vida en bares haciendo ver que trabaja y se dedica a tumbar montes para hacer papel para periódicos y revista que promueven ecovampirismo?

¿No es ladrón un abogado que cobra tremendos sueldos por defender a los ladrones que deberían estar presos o ser fusilados en la sociedad de los ecovampiros?

¿No es ladrón un dentista que cobra un ojo de la cara por un empaste cuyo material cuesta solo unos pocos euros?

¿No es ladrón un psicólogo o psiquiatra que sólo por escuchar tus quejas y chillidos te cobra medio sueldo de tu paga mensual para decirte que has tenido una niñez desequilibrada?  ¿Quién no la ha tenido con un cerebro tan especializado para chorradas, tanto que un pedo estruendoso que te asuste de niño te puede dejar “marcado psicológicamente” de por vida?

¿No es ladrón el propietario de la compañía que te vende medicamentos y fármacos que te enferman en vez de curarte, en la mayoría de los casos?

¿No es ladrón quien te prepara alimentos procesados en su fábrica para que te deterioren tu tripa y así tú consumas más fármacos y medicamentos? Los mismos ecovampiros ricos montan múltiples compañías (alimentos, fármacos, industria, bancos, etc.) para joder a la masa. El monopolio es una obsesión con los ecovampiros de arriba.

¿No es un ladrón el mal predicador que no te lleva a la otra orilla del río para mostrarte el Camino, sino que te mantiene en su barca a medio torrente y vive de tu sudor, muchas veces sin poder calmar la soledad del infierno imaginario que llevas clavado dentro tu cabeza?

¿No es un ladrón el militar que con la excusa de defender la patria vive una vida de vagancia y abundancia una vez graduado o ha pasado de las filas de raso?

¿No es un ladrón el que te vende el seguro cuando no hay nada seguro en la vida excepto la muerte?

¿No es un ladrón el especulador inmobiliario aliado con el banco quien roba lo que es de todos y te lo vende de manera que tus nietos acaben de pagar la hipoteca de tu casa?

¿No es un ladrón quien saquea y destruye los bosques sólo para que tú tengas papel para limpiarte el culo (si es que te lo limpias) (Fig. 7), para que las ecovampiras tengan revistas de moda para soñar con ser más bonitas, los ecovampiros adolescentes tengan revistas pornográficas para que se masturben fantaseando en chicas de pechos inflados de silicona, tus hijos lean libros de cuentos infantiles, tu mujer llegue a casa con bolsas de papel (Pak 2000) de las tiendas de ropa de moda o para que tú tengas donde poner tus nalgas gordas en un silla de madera tropical lujosa o suelo de madera tropical donde poner tus pezuñas y que se mueran de envidia tus amigos?


 
Figura 7. El destino de los tigres de Sumatra está es tus manos cuando tiras de la cadena del váter en tu baño. Fuente: World Wildlife Fund (2012).

¿No es un ladrón quien mina, cava, dinamita y construye cráteres y túneles en el suelo (Fig. 8) y contamina el agua sólo para que tú tengas un ordenador o iPhone donde escribir y decir chorradas a tus amigos, o andar de paseo innecesario por allí con tu coche tira pedos venenosos, o abrir una lata de los últimos atunes azules que quedan en el océano, o para que tengas un televisor que te hace más borrego e idiota de lo que ya eres, o para que le regales un anillo de diamantes de compromiso a quien se convertirá algún día en tu receptáculo de semen?

                   
Figura 8. El ecovampirismo del Macropsichos megabiocidus (sin. Homo sapiens), una mina de diamantes en Rusia. Fuente: Connexions.

La ciencia de Ecovampirología es nueva. Estamos empezando a explorarla y definirla. Ya se han escrito buenos libros sobre los grandes defectos del ecovampiro. La obra “Sueños y Discursos de verdades descubridoras de abusos, vicios y engaños en todos los oficios y estados del mundo” del español Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibánez Cevallos, mejor conocido como Francisco de Quevedo, quien nació en Madrid el 14 de septiembre de 1580 y falleció en Villanueva de los Infantes, el 8 de septiembre de 1645, es una de las mejores en pintar las costumbres y oficios de la gente de su época y aplicable aún hoy día para muchos oficios y carreras del ecovampiro del siglo XXI.

También existe un libro que describe al ecovampiro tal cual, sin tapujos. Se titula “HOMO GILIPOLLENSIS”, del autor Manuel Burgos Aparicio (2010).

Ahora viene la guinda sobre el pastel. No hay mejor manera de que tú mismo examines los hábitos derrochadores de los ecovampiros en una serie de videos (4-8). Por favor toma tu tiempo para verlos, no corras. Son importantes. Debemos tomar consciencia y ser reflexivos, desarrollar nuestras cualidades biofílicas y nunca olvidar de nuestro hermano necesitado, sea de la especie que sea. 
 
 
 Video 4. Un banquete de comida desperdiciada extraída del contenedor de basura en Manchester, Reino Unido. A esto se le llama “buceo fregánico” (Freeganism).
 
 
    Video 5. Juguetes y ropa de niño ecovampiro para el vertedero (USA).
 
 
  Video 6. Un piano acaba en la basura en New York (USA).
 

 
Video 7. Muebles para la basura en Essen (Alemania).

  
Video 8. El derroche de los alimentos en el mundo de los ecovampiros.


Te preguntarás y ¿qué pasa con quien esto escribe? Bueno, yo como para vivir y no al revés, solo me  alimento de hierbajos y judías (Fig. 9) dos veces al día los 365 días del año y esto es aún demasiado, no soy necróvoro (alimentarse de cadáveres = animales asesinados en el matadero), no tengo coche pues me parece que son máquinas diabólicas (lo mismo decía quien inventó el carburador Venturi), trato de vivir con lo más mínimo posible, me parece que el lujo es un pecado, he donado todos mis bienes a los pobres, si veo a un pobre le entrego todo lo que llevo en el bolsillo, con unos amigos hemos plantado más de 10.000 árboles en el Trópico y en otoño e invierno suplementamos la alimentación de las aves silvestres urbanas donde vivimos, etc. Y además no he engendrado ecovampiros.

Figura 9. Plato de Scimino, comer para vivir y no vivir para comer.

    
No tengo nada. Tengo el Voto de Pobreza. Comprendo perfectamente que en el mundo de los pobres existe una Gran Reserva Espiritual para la Tierra. Y aprendo de ellos.


Pero esto no es nada comparado con todo lo que ya he devorado, un trozo del planeta durante el transcurso de mi vida y me esfuerzo por reducir el impacto de mi presencia en la Biosfera, un camino que seguiré hasta que muera. Pero si hubiese tenido elección, hubiera escogido no aparecer por aquí en este Valle de Lágrimas.

Indirectamente he jodido a muchas comunidades bióticas cuando acepté el regalo de esta máquina electrónica que utilizo en la www para que tú te masturbes tus sesos cuando leas este escrito, si es que has llegado hasta aquí.

Pero necesito hacer más, voy por ese camino. Somos producto de la historia y estoy aprendiendo a preguntarme quién soy de verdad. Y te invito a que te unas a nuestra marcha.

Confieso, yo también soy un ecovampiro. Si me juzgasen todos los demás seres del planeta que no pertenecen a mi especie y dictaminasen el veredicto de: ¡Culpable! Me lo merecería. La horca o guillotina sería muy poco castigo.

Pero cuando menos me lo espere la Parca Atropos cortará el hilo de mi vida y me convertiré en pasto de los gusanos, las bacterias y las lombrices de tierra, puesto que quiero que me pongan en el mismo suelo. Al menos entonces mi cuerpo servirá de algo. Lamento que también ese mismo día perecerán los millones de bacterias del cosmos microbiano de mi cuerpo, microorganismos que han colaborado en mantenerme saludable. Cada uno de nosotros es un conjunto de seres vivos. Por cada una de las células de mi cuerpo hay 10 bacterias, la mayoría dentro de mi tubo digestivo (70%). Y me alegra la idea de volver a la Máquina Recicladora de la Eternidad.

Te recomiendo que en vez de ver porquerías que entorpecen tu mente, mejor veas una de las películas más bellas que te preparará para esa transición: “Bab´Aziz, el príncipe que contemplaba su alma”.

Tal vez algún día, ojalá no sea tarde, el ecovampiro aprenda a ser humilde y a vivir armoniosamente con la Naturaleza. La hoja cae al suelo, se pudre, nutre a las bacterias, a los hongos y a una infinidad de criaturas microscópicas y finalmente al mismo árbol de donde se desprendió. El plástico fabricado por el ecovampiro permanece, aguanta los embites del tiempo. A este sistema estúpido tiene que llegarle por fuerza su fin. Si es que esta especie quiere sobrevivir.

Nunca debemos olvidar que hagamos lo que hagamos, si lo que hacemos no redunda en beneficio de la Naturaleza, entonces no hacemos nada que merezca la pena.

La verdad que os digo que: UNA HUMILDE HIERBA HACE MÁS POR SU PLANETA que todos los ecovampiros juntos, incluido quien esto escribe (Fig. 10).


Figura 10. Una hierba llamada Diente de León (Taraxacum officinale) agarrada a la vida en una acera del mundo de cemento de los ecovampiros y que la mayoría de estas bestias consideran “mala”. Foto cortesía de Milagros S. Trullén.

La humilde planta de la Fig. 10 que hace más por su planeta que nosotros los ecovampiros, es constructora de ecosistemas, es decir es un organismo  ecosistemogénico. La consideramos “mala” porque somos brutos, ciegos, imbéciles y torpes, y muy cortos de Visión Ecológica. Los  “malos” somos nosotros los ecovampiros porque somos los destructores de ecosistemas. Somos ecosistemoclásticos, practicamos la ecosistemoclasia.

Los ecovampiros especializados en la tortura de los hijos de la Santa Madre Tierra (“biólogos, ecólogos, zoólogos, etc.”), consideran que cualquier organismo que construye o modifique un sistema ecológico debe llamarse ingeniero de ecosistemas.  De acuerdo a esto, los ecovampiros serían clasificados como tal, cosa que está muy lejos de la verdad. La palabra ingeniero procede del latín ingenium formada de in (= en) y genium, gene (= hacer gente, engendrar). En el bajo latín aparecen los vocablos ingeniarius e ingeniator para referirse al soldado especializado en conocer y manejar una máquina de guerra, es decir un ingeniero era un maquinista.

Por lo tanto, los ecovampiros no engendran ecosistemas, no son “ingenieros de ecosistemas”. Son todo lo contrario, los destruyen. Sus grandes cultivos de plantas, que someten a la tortura de pesticidas, a los abonos químicos destructores de bacterias del suelo beneficiosas, a la biotecnología y demás técnicas que se inventan para exprimirles mayor cantidad de grano o azúcar, la cual le enferma, son monocultivos artificiales.

No son ecosistemas. Son unifructocultivos, unifitocultivos o monocultivos,  de una sola clase de plantas (arroz, trigo, maíz, etc.) (Fig. 11). De  ellos han expulsado todas aquellas especies que consideran indeseables, animales o plantas y pequeñas o grandes. Bien se ha dicho que el arado ha sido uno de los peores inventos contra la Naturaleza. Es una herramienta que ha favorecido el aumento de la población de ecovampiros.


              
             Figura 11. Monocultivo de algodón de los ecovampiros. Fuente: Photo Gallery.
 
Por otra parte, las crianzas intensivas de animales de los ecovampiros son explotaciones unipecuarias. Son campos de concentración de crueldad y tortura. Consecuentemente, son centros zooponerogénicos (griego, zoo = animal, poneros = mal, latín gene = engendrar), es decir lugares donde se engendra o impera la maldad contra los animales (Fig. 12).


              
Figura 12. La crueldad de los ecovampiros contra sus primos los cerdos. Fuente: Animal Rights.

Si finalmente algún día aprende a convivir armoniosamente con todos los seres que le acompañan en el Viaje en el planeta (yo lo dudo) y cuida la Biosfera, entonces y sólo entonces dejará de ser un ecovampiro y se convertirá en un ECOSIERVO, un auténtico guardián de la Tierra.

¿Por qué yo lo dudo, que logre vivir en armonía con la Naturaleza? Primero porque el ecovampiro es muy egoísta; se aferra a sus viejos hábitos; es holgazán; ama la corrupción (con pocas excepciones); le gusta el dinero fácil; es adicto a acumular capital; carece de previsión ecológica o si tiene indicios del impacto negativo de sus inventos, se anteponen sus ambiciones económicas; antepone a su especie ante todas las demás; prefiere la oscuridad a la luz, a no ser que vea que va a sacar algo (psicológico o material); etc.

En segundo lugar, lo dudo porque los ecovampiros han tardado más de 2.000 años en pasar leyes protectoras de animales  y no en todas las naciones. Estas leyes no abarcan a los animales que los ecovampiros devoran y los mantienen bajo regímenes de crueldad y tortura. Los mismos 20 siglos tuvieron que pasar para que decretaran leyes para proteger las plantas y lo ha hecho sopesando los beneficios económicos (bancos de biodiversidad genética, fuente de medicinas y madera) de los bosques. También porque siguen asesinando a sus primos (chimpancés, bonobos, gorilas, orangutanes, papiones, etc.) (Fig. 13). Otra razón es porque continúan cazando y matando ballenas (14), delfines, atunes y han puesto un sin fin de animales y plantas al borde de la extinción, aparte de las especies que los ecovampiros ya han borrado del mapa (Video 9).

Figura 13. Masacre de gorilas (Gorilla beringei beringei) causada por los ecovampiros, sus primos. Fuente: WebEcoist.

              
Figura 14. Ecovampiro infantil montado sobre una ballena piloto asesinada (Globicephala melas) en las Islas Faroe, Dinamarca. Fuente: Dave Currey.
 
 
  Video 9. La extinción de especies de animales por los ecovampiros.
 
Otra es porque permiten que unos pocos ecovampiros acumulen gigantescas cantidades de dinero cuando debería ser un crimen de lesa humanidad. Hace poco las naciones poderosas de Occidente hicieron añicos al pueblo de Irak. El pueblo libio ha sido violado en sus derechos de soberanía. Y ya estamos al borde de una Tercera Guerra Mundial. Son innumerables las razones.

Por supuesto, siempre hay un hilo de esperanza. Existe una pizca de Luz Divina aún en el más malvado ecovampiro. 

Necesitamos una auténtica Batiecología (griego, bathus = profundo). Debemos empezar con una profunda reflexión. Hacer una ecología dentro de nuestros corazones, barrer y sacar toda la basura. Después viene nuestro hogar, luego nuestro vecindario. Seguidamente la ciudad, para luego abarcar toda la nación y a continuación toda la Tierra.

¡Vamos, tronco, despierta! Escucha el clamor de las olas del mar, el eco del río, el trino del pájaro matutino, la melodía de la brisa… la Gran Madre es paciente y sonríe. Comienza por redefinir tu relación con la Naturaleza. ¡Y haz algo por Ella!!!

!Que la Paz sea con vosotros hermanos y hermanas! ¡Alabado sea el nombre del Señor!!!


                                                   Agradecimientos

Le estamos infinitamente agradecidos a nuestro compañero de viaje por la Vida, el Prof. Henri Cagnengues, por habernos permitido publicar en e-rastrillo porciones de su tratado en preparación titulado “INFORME EXOBIOLOGICO: CUANDO LOS SIMIOS LLORAN”. A los administradores de este espacio les damos las gracias por abrirnos las puertas para publicar en su portal. Gracias a todos los lectores por tomarse el tiempo en leer estas líneas.
             
                                               
                                                     Bibliografía

Burgos Aparicio M (2010). HOMO GILIPOLLENSIS. Huerga & Fierro editores, Madrid. 96 p.

Carvalho A de & Suni P (2003). The Irak War, Crude Oil and the Global Economic Outlook. ETLA, Articles I (2003): 76-81.

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Davenport JC (2012). The French Revolution and the Rise of Napoleon. Chelsea House, New York. 127 p.

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